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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria (XIX SEMANA DE FRANCISCANOS POR LA PAZ)

  • Escuela de Oración:

    67.- Nuestra sociedad vive hoy de manera imperiosa la necesidad de promover un proceso de reconciliación, dejando atrás una etapa dominada por la violencia y los enfrentamientos. ¿Qué significa en estos momentos orar por la paz?

    La oración no debe ser nunca un ejercicio religioso para quienes no saben o no se atreven a hacer nada más eficaz por la pacificación. Menos aún, un tranquilizante que nos alivie de nuestra pasividad o inhibición. No rezamos a Dios para que nos resuelva los conflictos que nosotros hemos generado. Al contrario, oramos para escuchar los deseos de paz que él abriga para nosotros, con el fin de descubrir mejor nuestras resistencias y obstáculos.

    Si la oración es encuentro verdadero con Dios, no lleva a la pasividad, sino que urge a buscar la paz y a trabajar incansablemente por ella. Esa construcción de la paz comienza en el corazón de cada uno. Porque en el corazón se genera la violencia y de él brotan el resentimiento, la agresividad, el fanatismo o la intolerancia. La oración purifica nuestra actitud interior y nos dispone para la reconciliación. Nos hace más sensibles a cualquier injusticia. Más cercanos al sufrimiento de las víctimas. Más libres para defender la verdad. Más capaces para el perdón.

  • Canto: Señor, enseñanos a orar

  • Is32,1-4,15-20 // Is 2, 1-5

  • Canto: El alma que anda en amor

  • Noticia: cómo lograr la paz.

    La sedicente 'cultura global', que se nos ha impuesto, es de una violencia sencillamente aterradora. La paz, por tanto, puede venir al mundo solamente como fruto de un auténtico 'desarme cultural'. El problema está en que cuando, nos integramos en una determinada cultura, existe el enorme peligro de que hacemos nuestros los criterios y valores de esa cultura. De manera que llegamos a ver como la cosa más natural del mundo lo que en la cultura se hace y se vive. Lo trágico del momento actual está en que es ya demasiada la gente que se ha identificado con la cultura de la violencia. Por eso es demasiada la gente que ve con toda naturalidad que se responda a la violencia con más violencia. De ahí que todos estamos asustados, pero no sabemos cómo salir de esta espiral de agresiones, muerte y destrucción en que vivimos.

    Si nos preguntamos; ¿cómo poder vivir en paz en una sociedad tan violenta?, la respuesta de R.panikar, sabio y místico a la vez, hace pensar: «Todo pez que nade contra corriente está vivo». O sea, es bueno, es necesario, es urgente, ser críticos con la sociedad en que vivimos. En ello nos va la vida. Porque sólo puede volar el que supera y vence la resistencia del modelo de vida y de sociedad que nos han impuesto. Si nos preguntamos; ¿cómo poder vivir en paz en una sociedad tan violenta?, la respuesta de este hombre, sabio y místico a la vez, hace pensar: «Todo pez que nade contra corriente está vivo». O sea, es bueno, es necesario, es urgente, ser críticos con la sociedad en que vivimos. En ello nos va la vida. Porque sólo puede volar el que supera y vence la resistencia del modelo de vida y de sociedad que nos han impuesto. A Panikkar le gusta recordar la vieja parábola de Kant: «Sin la resistencia del aire, las palomas no podrían volar». Si de verdad queremos un mundo distinto, mas humano y más habitable, no hay más solución que la resistencia. Por eso, lo primero es convencerse de la falsedad que implica la afirmación del conocido sociólogo Anthony Gid-dens: «Muchos de nosotros nos sentimos atenazados por fuerzas sobre las que no tenemos poder alguno». No es cierto eso. Sí tenemos poder, seguramente bastante más del que imaginamos. Tenemos el poder de la palabra. Tenemos el poder de organizamos. Tenemos el poder de participar en foros mundiales de protesta contra tanta violencia y tanto sufrimiento.

    Pero, ¡atención!, que si todo eso se toma en serio, estamos hablando de algo que, como dice Panikkar, exige: «renunciar» para ser «libres». No se trata de vivir peor, sino de vivir de distinta manera. No podemos forzar las cosas de manera que nos veamos obligados a vivir en una tensión insoportable. No es eso. Panikkar insiste en esto: «No podéis estar de puntillas con los pies durante mucho tiempo». Eso se puede aguantar durante unos instantes, pero no durante largo tiempo porque os fatigaréis. Lo que importa es estar «cómodo» en una situación, cómodo con uno mismo para poder ser constante en la tarea que queremos emprender, que es dura, pero es aún más gratificante. Porque es la tarea de poder entregar, a las generaciones que vendrán detrás de nosotros, un mundo más habitable, en el que la gente viva con paz, disfrutando de la vida que se nos ha dado, y ofreciendo una esperanza razonable a cualquier ser humano. De esto se trata cuando hablamos del «desarme cultural».

  • Canto: Solo con tu amor Señor

  • Mt 5,2-16

  • Canto: Haz de mi un anagüin