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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 07/08/2014

Oración, jueves 7 de agosto de 2014:

Introducción:
Mientras muchos disfrutan de sus vacaciones ajenos a lo que ocurre en el mundo, para Dios no hay vacaciones y los cristianos debemos escucharlo siempre para ser testigos suyos en cada situación que nos toca vivir. Por eso, un jueves más, venimos a su encuentro. Él nos convoca para hablarnos al corazón, para marcarnos el camino a seguir. Como Francisco, venimos dispuestos a preguntarle: ¿Señor, qué quieres que haga?. Con él comenzamos diciendo:

Oh, Alto y Glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón… 

CANTO: De noche iremos, de noche, que para encontrar la Fuente, sólo la sed nos alumbra

Sal 30,3-6.16-17: A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé tú mi fortaleza y mi refugio,
mi muro de resguardo.
Pues eres mi refugio y fortaleza,
por tu nombre, Señor, guía mis pasos.
En tus manos encomiendo mi espíritu
y tu lealtad me librará, Dios mío.
Tu amor, Señor, me llenará de gozo
cuando te hayas de mí compadecido.
Líbrame del poder de mi enemigo
que viene tras mis pasos.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo
y por tu amor tan grande, ponme a salvo.

CANTO: In manus tuas, Pater, commendo spiritum meum

NOTICIA:
Primera parte (lector 1): El enemi­go in­vi­si­ble. 'ABC (Andalucía)' - 2014-08-07. EDUAR­DO S. MO­LANO, EN­VIA­DO ES­PE­CIAL A SIE­RRA LEO­NA
Mabalo Lokela. Su nombre ya se encuentra perdido en la historia. En agosto de 1976, este profesor de escuela residente en la actual República Democrática del Congo, se convertía en el primer caso de ébola registrado en los libros de medicina modernos. La epidemia provocó 280 muertos.
Ahora, casi cuatro décadas después, el hospital gubernamental de Kenema, al este de Sierra Leona, huele a cloro, miseria y, sobre todo, terror. Desde que en diciembre comenzara a propagarse una epidemia de ébola al oeste de África, esta es la situación de muchos centros médicos de Liberia, Guinea-Conakry o la propia Sierra Leona. El mal se ha extendido incluso a Nigeria, país que no tiene frontera con el foco. La tragedia es evidente: en los últimos días, el personal médico local comienza a huir despavorido y los que quedan dicen que no están preparados. El enemigo parece invisible. Alajayi Fode. 25 años años. Fallecido ayer. Su nombre, de momento, no aparece en ningún libro de historia. En el hospital gubernamental de Kenema la lucha continúa. Y será larga.
Segunda parte  (Lector 2):EL TRA­JE DE AS­TRO­NAU­TA.'ABC (Andalucía)' - 2014-08-07. IG­NA­CIO CA­MA­CHO
A tomar por saco el miedo. A ese cura, Miguel Pajares, había que traerlo por dignidad. Por la suya y por la nuestra, aunque la suya estaba más que a salvo: la de un hombre que elige morir salvando a otros es la más noble de todas las dignidades. Pero nosotros, los españoles, no podíamos dejarlo allí tirado. Sin hacer nada por su vida o acaso por su muerte. No cabe el abandono de quien quiso compartir con su entrega la suerte de los más desgraciados. Si existe una posibilidad de salvarlo, a él y a las monjas que con él están, hay que agotarla. 
Por eso resulta indecente la medrosa alarma social ante ese rescate. Una operación controlada bajo protocolos de aislamiento tan estrictos que los que han ido a buscarlo tendrán que vestirse de astronautas. El riesgo epidémico es ínfimo; mucho más peligro existe ahora mismo de que el dichoso ébola entre por cualquier paso migratorio o en la piel bronceada de algún desavisado turista de regreso de África. Empero, por más que pueda haber en la operación un margen de contingencia, es obligatorio recorrerlo. Porque el padre Pajares, aunque no blasone de ello, es uno de esos hombres de los que todavía vale la pena sentirse conciudadano. Un héroe o un santo.
Es difícil imaginar otra forma de amor más sublime que la de morir ayudando. Esa es la que eligieron estos misioneros. Hay quien lo hace por solidaridad, por filantropía, por humanitarismo, y quien escoge su destino por fe, por amor a Dios, por vocación de con-padecimiento cristiano. Ninguna de las opciones vale más que la otra, pero ambas son más valientes y más generosas que las de la mayoría de nosotros, que nos quedamos aquí tumbados al sol o disfrutando el fresco confortable de las noches de agosto. Personas como Pajares nos hacen mejores porque con su coraje dignifican la condición humana. Y no tenemos derecho a torcer la nariz ni el ceño porque exista una mínima, casi insignificante amenaza de contagio. Él no lo pensó –y lo sabía, vaya si lo sabía– cuando a cuerpo limpio, sin traje de astronauta, luchaba por la vida de los liberianos.
Son cosas como esta las que miden la temperatura moral de un pueblo. Se puede hacer demagogia sobre el gasto del avión medicalizado, o sobre la gente que muere en España, que la hay, por falta de medios sanitarios. Pero hay situaciones de carga simbólica ante las que un país se tiene que retratar eligiendo si salir en la foto como es o como le gustaría ser. La opción correcta era traerlo, a ser posible con sus compañeras monjas. Por decencia. Por integridad. Por decoro civil. 

CANTO: El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa

Evangelio: Mt 16,24-28: ¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad. 

CANTO: Diste la vida por sembrar tu justicia y tu paz (o No hay amor más grande que dar la vida por los amigos)

Peticiones y acción de gracias

Padrenuestro

Oración
Jesús, nuestra paz, tú nunca nos abandonas. El Espíritu Santo siempre nos abre un camino, el de lanzarnos en Dios como en un abismo. Y sobreviene el asombro: este abismo no es un precipicio de tinieblas, sino que es Dios, abismo de compasión e inocencia. Terminamos con Francisco dicjendo: Te adoramos, Señor Jesucristo...

CANTO: Surrexit Christus (o Surrexit Dominus vere, aleluya, aleluya, surrexit Christus hodie)