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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 07/11/2013

ORACIÓN 7 NOVIEMBRE 2013: 30 AÑOS DE ORACIÓN COMUNITARIA.

ESCUELA DE ORACIÓN

Hoy queremos hacer de la oración un encuentro más especial  en relación al de otros jueves: la conmemoración de 30 años del grupo de jóvenes de San Francisco orando todos los jueves del año. La oración supuso el inicio del grupo de jóvenes, y 30 años más tarde ésta aún nos sostiene. Por ella han pasado muchas personas cercanas que ya no están con nosotros, que marcharon a otras tierras debido al trabajo o la familia, otras que tras compartir tantos momentos han tomado rumbos distintos, otros hermanos que ya gozan de la presencia del amor infinito y que tanto aportaron en su oración compartida. Gracias a todos los hermanos que compartieron su fe. Y nosotros hoy damos gracias a Dios por tantos años en su presencia, por este encuentro familiar que nos reconforta y nos llena de esperanza.  Y también por tantos lugares y encuentros donde la oración ha sido el comienzo del camino, de la experiencia, de la reunión...porque  donde dos o más se reúnen en su nombre allí está Él, esperándonos, como este Cristo de San Damián, con los brazos acogedores de amor, abiertos.

Que el Espíritu Santo siga soplando a través de los hermanos, que nos insufle vitalidad y contemplación  para seguir dando gracias a Dios y orando por la vida diaria del mundo y de los hermanos.

Francisco, ante el Cristo de San Damián, fue enviado a reparar la Iglesia; es nuestro ejemplo a seguir. Así con la necesidad de orar para poner nuestra vida en confrontación con el Evangelio, empezamos diciendo: “Oh Alto y Glorioso Dios…”

CANTO: Nada de turbe, nada te espante

ESCRITOS DE SAN FRANCISCO: ALABANZAS AL DIOS ALTÍSIMO.

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.

Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo, tú eres rey omnipotente, tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra.

Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses, tú eres el bien, todo el bien, el sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres amor, caridad; tú eres sabiduría, tú eres humildad, tú eres paciencia, tú eres belleza, tú eres mansedumbre, tú eres seguridad, tú eres quietud, tú eres gozo, tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres justicia, tú eres templanza, tú eres toda nuestra riqueza a satisfacción.

Tú eres belleza, tú eres mansedumbre; tú eres protector, tú eres custodio y defensor nuestro; tú eres fortaleza, tú eres refrigerio.

Tú eres esperanza nuestra, tú eres fe nuestra, tú eres caridad nuestra, tú eres toda dulzura nuestra, tú eres vida eterna nuestra: Grande y admirable Señor, Dios omnipotente, misericordioso Salvador.

CANTO: Gloria Tibi domine

NOTICIA: “Testimonio 30 años de oración: Marian Torres Quesada” (grupo de San Francisco de Granada)

Jueves 12 de Mayo de 1983: tras la invitación de unos compañeros de clase, bajé por primera vez a la cripta para orar. Recuerdo perfectamente aquel día, aquella oración; todo era nuevo para mí, diferente; se me abrieron los ojos, los oídos y el corazón un poco más. Sentados en el suelo, en mantas, iluminados por velas, delante de unos iconos: silencios, canciones repetitivas, salmos, escucha de la Palabra. Sin duda, aquello me caló hondo, me encontré a gusto porque, desde entonces, volví jueves tras jueves.

En aquel momento yo vivía la fe como obligación, con rutina, porque había que cumplir. Así me lo habían enseñado.

Hoy doy gracias a Dios por aquel primer jueves que cambió mi vida.

Aprendí a orar poco a poco, la constancia me ayudó a vivir mi fe de otra manera. “A orar se aprende orando”, repetía muchas veces Seve y tenía razón; y así, con el tiempo, la oración empezó a ocupar un lugar importante en mí, llenaba y daba sentido a mi vida.

Los cantos repetitivos me ayudaban a centrarme y me llegaban al corazón, sentía paz, serenidad, me iban llenando de Dios: Señor enséñanos a orar..; Nada te turbe…solo Dios basta.

Experimentar y valorar el silencio no fue fácil, pero descubrí que me ayudaba a estar más cerca del Señor.

En momentos de oscuridad, de duda, de no saber qué quería el Señor de mí, (“¿Señor, qué quieres que haga?”, me repetía muchas veces), los silencios se hacían largos, pero poco a poco iban encontrando sentido. Me daba cuenta de que la paciencia y la constancia son buenas amigas de la oración.

Recuerdo días de llegar inquieta a la oración, ponerme delante del Señor y serenarme por dentro, pero también recuerdo otros de llegar descentrada y salir peor de lo que llegué. Pero, pese a todo, permanecí.

Descubrí el significado de la oración encarnada, poner nombre a los hermanos, a los necesitados, poner rostros en manos del Señor para que él actúe en sus vidas; de la oración de perdón, de petición, de alabanza o de acción de gracias.

Gracias a la oración fui descubriendo el verdadero sentido de mi ser cristiana, de mi vida; el Señor me fue orientando y marcando el camino y es ahora el motor de mi vida. He aprendido otro lenguaje, el de la oración, entendida ésta como un diálogo de amistad con Dios que me permite decirle con sencillez lo que siento y lo que espero de él.

Quiero recordar otras experiencias orantes que me han ayudado en estos años:

- La primera vez que fui a Taizé, a beber de las fuentes de nuestra oración comunitaria.

- Conocer y orar con comunidades contemplativas.

- En las Pascuas, disfrutar de la Hora Santa o rezar Laudes viendo amanecer.

- Orar en los lugares franciscanos a los que hemos viajado.

- Orar con los pobres y por ellos en Perú o Rabat.

- Tener un pequeño oratorio en casa que me interpela y me ayuda a pararme.

- Orar siempre al inicio de una reunión, antes de comer, bendiciendo la mesa, o al salir de viaje.

- Orar en las convivencias, en la catequesis, en los campamentos, en las asambleas o con la familia.

- Orar en el trabajo con mis compañeros o con mis alumnos.

- Leer el libro de Paco Contreras sobre el Cristo de San Damián, delante de éste y siendo consciente de cada mensaje. Lo que más me costó fue mirar fijamente a los ojos de Cristo, pero finalmente lo conseguí.

- Orar con los salmos: El Señor es mi pastor, nada me falta, Señor tú me sondeas y me conoces. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿Cómo podré pagar al Señor tanto bien como me ha hecho?...

- Orar con los sentidos.

- Orar con la naturaleza.

En nuestro Proyecto de vida se nos recuerda que una de las exigencias de la comunidad fraterna es buscar los signos propios de la fe, entre otros la oración personal y comunitaria; y que la oración es eje central de nuestra vida comunitaria: “Siguiendo el camino de la oración, los hermanos al estilo de San Francisco, sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios de la vida, con un corazón transparente porque conviene orar siempre sin desanimarse”, “Procuren los hermanos que la excesiva actividad no dificulte el espíritu de oración y devoción, que la oración responda a la sensibilidad del mundo actual”.

No es fácil sintetizar en unas líneas 30 años de experiencia de oración, me ha venido bien escribir, me ha ayudado a reflexionar, recordar y caer en la cuenta de muchas cosas, comento dos más y termino:   

 - Me queda mucho camino por delante, mucho que orar y mucho que aprender.

- Gracias a todos y cada uno de aquellos que han hecho posible esta experiencia de vida.

GRACIAS HERMANOS

CANTO: Señor, enséñanos a orar

EVANGELIO: Mateo 11, 25-30

Jesús dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y a inteligentes y las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y así encontraréis alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga ligera".

CANTO: Haz de mí un Anawin

Peticiones/ acción de Gracias / Padre nuestro

DESPEDIDA: Que todos nosotros al estilo de San Francisco, sirvamos, amemos, honremos y adoremos al Señor Dios de la vida, con un corazón transparente; oremos siempre sin desanimarnos y procuremos que nuestra vida responda a las necesidades del mundo. Que nuestra oración fortalezca la vida de todos aquellos por los que oramos.


Con Francisco terminamos diciendo “ Te adoramos”…

CANTO