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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 07/02/2013

ORACIÓN del jueves 7 de febrero (SEMANA DEL ENFERMO)

ENTRADA ( ESCUELA DE ORACION).

Si la única oración que rezas en tu vida es “gracias”, será suficiente (Maestro Eckhart)

El agradecimiento no es tan sólo una actitud de alabanza, sino que es también el elemento básico de la verdadera fe en Dios.

Cuando inclinamos la cabeza indicando agradecimiento, reconocemos que las obras de Dios son buenas. Reconocemos que no podemos salvarnos por nosotros mismos. Proclamamos que nuestra existencia y todos sus bienes proceden, no de nuestras manos, sino que son parte de la obra de Dios. El agradecimiento es el aleluya a la existencia, la alabanza que atruena el universo como tributo a la presencia continua de Dios con nosotros incluso ahora.

Gracias por el nuevo día. Gracias por este trabajo. Gracias por esta familia. Gracias por el pan nuestro de cada día. Gracias por esta tormenta y por el agua que aporta a una tierra árida. Gracias por las correcciones que me hacen madurar. Gracias por la abundancia de flores que llenan de color la ladera. Gracias por los animales de compañía que nos unen a la naturaleza. Gracias por las necesidades que me impiden dejar de ser consciente de tu generosidad en mi vida.

Sin duda, el desbordarse del agradecimiento nos salva de la autosuficiencia que nos hace olvidarnos de Dios.

La alabanza no es una virtud sin utilidad en la vida. La alabanza nos dice: “Recuerda con quién estás en deuda. Si nunca conoces la necesidad, tampoco sabrás quién es Dios ni quién eres tú”.

La necesidad es lo que pone a prueba nuestra confianza. Nos da la oportunidad de permitir que los otros nos sostengan en nuestra debilidad, así como caer en la cuenta de que únicamente Dios es, en último término, la medida de nuestra plenitud.

Una vez que conocemos la necesidad, somos mejores seres humanos. Por primera vez, conocemos la solidaridad con los más pobres de los pobres. Asumimos el dolor del mundo y nos dedicamos a trabajar por los que sufren, por los enfermos, por los marginados, por los que están solos.

Finalmente, es la necesidad la que nos muestra lo poco que cuesta ser feliz.

Cuando sabemos todas estas cosas, estamos cara a cara con la creación y con el Creador. Es el momento del aleluya que nos descubre tanto a Dios como la bondad.

Vayamos a la oración con un corazón lleno de alabanza, para que nuestra oración pueda ser sincera.

SALMO.

El Señor es el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;

yo digo al Señor: "Tú eres mi bien".

Los dioses y señores de la tierra

no me satisfacen.

Multiplican las estatuas

de dioses extraños;

no derramaré sus libaciones con mis manos,

ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano:

me ha tocado un lote hermoso,

me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha.

NOTICIA.

En las actividades del martes y del miércoles dentro de esta semana del enfermo nos han acompañado miembros de la asociación SAPAME (salud para la mente). Lo novedoso de esta asociación es que la organización y la voz de la misma la llevan personas afectadas de alguna enfermedad mental, es decir las mismas personas enfermas quieren demostrar a la sociedad que son capaces de llevar un proyecto adelante, sin paternalismos ni dependencia de otros, y sin ocultarse. Un proyecto que quiere luchar contra el rechazo social que producen este tipo de enfermedades (que condena al que la sufre al aislamiento, a la soledad), pero también animar a sus miembros a recuperar el proyecto vital, a descubrir sus fortalezas y capacidades; su lema es que HAY VIDA DESPUÉS DE LA ENFERMEDAD.

El martes nos habló el presidente de la asociación José Manuel Arévalo, que nos contó la andadura de la asociación desde los primeros encuentros de unas pocas personas que se sentían solas, y donde dominaban las actividades para cohesionar el grupo, hasta la realidad fructífera de hoy con multitud de talleres que, en muchos casos, imparten personas que han pasado o sufren todavía alguna enfermedad. Entre ambas realidades queda la legalización que se produjo en 2006, la participación en distintos encuentros con diversas instituciones y en jornadas de concienciación, y el recibir algún premio por su labor.

Ayer miércoles, Antonio, Rosa y Roberto nos contaron su vivencia de la enfermedad, una experiencia llena de sufrimiento, de internamiento en los servicios de “agudos”, de incomprensiones, de quejas sobre el diagnóstico y el trato con alguno de los profesionales, en algún caso con intento de suicidio, también en algún otro con tratamiento a base de electroshock, pero también una historia llena de fortaleza, de lucha, de superación y de esperanza. De esperanza por ver la luz del final del túnel, por encontrarse a gusto con sus compañeros en la asociación, por sentirse capaces de afrontar nuevos retos. Por eso sólo nos queda desearles que sigan en la esperanza y orar al Padre para que les acompañe en ese camino.

LECTURA: Mc, 10, 46-52

Fueron a Jericó. Y al salir de Jericó con sus discípulos y mucha gente, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al oír que pasaba Jesús el nazareno comenzó a gritar: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”. La gente le reprendía para que se callase, pero él gritaba con más fuerza: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Jesús se detuvo y dijo: “Llamadlo”. Y llamaron al ciego diciéndole: “¡Ánimo”¡. Levántate, que te llama”.

Él, tirando su manto, saltó y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El ciego respondió: “Maestro, que vuelva a ver”. Jesús le dijo: “Anda, tu fe te ha curado”. Inmediatamente recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino.

PRECES (espontáneas).

PADRENUESTRO.