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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 25/10/2012

Entrada

Francisco es considerado un símbolo de paz, reconciliación y fraternidad por todo el mundo. Es por ello que el Papa Juan Pablo II, aprovechando que la ONU había declarado el año 1986 como año internacional de la Paz, escogió la ciudad de Asís para llevar a cabo la celebración del Espíritu de Asís el 27 de octubre de dicho año. De este modo 150 representantes de las distintas religiones del mundo fueron invitados a rezar por la paz, a entrar en espíritu de silencio, ayuno y peregrinación al estilo de Francisco.

Sin duda alguna el encuentro de Asís fue un evento sin precedentes, se trataba de abrir caminos de diálogo y amistad entre todos los creyentes en Dios para trabajar unidos por la paz universal.

Desde la situación de pobre y despojado a la que llega, Francisco comprende que la paz sólo puede ser el fruto de la justicia y la libertad.
Para Francisco el mejor saludo que podía dedicarle a sus hermanos era un saludo de Paz. Recomienda a los suyos que lleven a la práctica este saludo de manera que en cualquier casa que entren digan primero "Paz a esta casa." Es éste un saludo que compromete la vida, que te hace revitalizar las estructuras de la sociedad en la que estamos inmersos, que te hace practicar la solidaridad y trabajar por la justicia social. Sin duda alguna nos deja un legado que nos lleva, desde la minoridad y la fraternidad, a ser corresponsables de la creación y a sentirnos hermanos de todos y de todo.

Antiguo Testamento: Salmo 71

Oh Cristo, en tus manos el Padre ha puesto todo el poder,
en tus manos ha puesto la justicia para la historia,
conduce a tu pueblo escogido con justicia y equidad,
y a los humildes levántalos del polvo de la tierra.

Que de los montes, de lo alto,
venga la paz para tu pueblo,
que la justicia descienda desde el último rincón de tu Reino,
que los pobres, los oprimidos, los marginados tengan pan,
que los hijos de los pobres, los sin nada, tengan techo,
que tu reino de paz y justicia dure tanto como el sol;

Que tu reino de amor y libertad dure como la luna,
que la justicia y el derecho caigan como la lluvia temprana
y que, como rocio, el que tiene, empape la tierra del despojado.

Tú has prometido liberar al pobre que suplica:¡libéralo,Señor!
Tú has prometido liberar al desdichado: ¡ampáralo!
Tú has prometido apiadarte del débil del indigente: ¡apiádate!
Tú has prometido salvar la vida de los pobres: ¡sálvalos señor!

Libra de la opresión a los que son manejados como bestias de carga.
Libra de la violencia a los que son derribados como animal en la selva.
Rescata la vida del hombre que camina hacia la muerte
Y que tu sangre no sea más derramada en el barranco o en la sierra.

Señor, Jesús, que haya abundancia de trigo y maíz para todos,
Que haya carne y arroz, para el que su salario no alcanza para nada.
Que haya el pan y “la tortilla” de cada día en cada mesa;
y que el niño, el joven, el adulto, el anciano, coman cada jornada.

Señor, Jesús, haz que la justicia se haga verdad entre los pueblos,
Haz que los ricos no se contenten con dar al pobre migajas;
que no muera más el hombre a causa de las naciones ricas,
que gastan el dinero en cosas, siempre en cosas.
Que nos comprometamos, Señor Jesús, en la lucha por la justicia

Para que la voluntad de tu Padre se haga realidad.
Que la paz surja de los bienes compartidos entre todos, como hermanos
y los más débiles puedan levantar con fuerza la bandera blanca.

Líbranos, Señor del odio y la violencia,
Líbranos de gritar los derechos del hombre con rabia.
Líbranos de la tentación de enfrentarnos los unos con los otros, de sembrar barreras, de matar lo que está vivo, y seguir la venganza.

Abre nuestro corazón a poner todo en común,
y entre todos, como un solo pueblo, caminar mano a mano.
Que tu espíritu de amor y comunión entre los hombres, nos ayude, paso a paso, a hacer un pueblo unido en alianza.

Noticia: Invitación al compromiso.

Hoy estamos aquí, unidos en la oración, porque la realidad de nuestro mundo está muy lejos del proyecto de Dios. Las armas de la guerra no se han transformado en herramientas para el bienestar de todos, en el corazón de los dirigentes del mundo no mandan los proyectos de paz, los pobres siguen sin poder levantar la cabeza.

Y nosotros: ¿Qué podemos hacer? ¿Qué podemos hacer si las decisiones que conducen a la guerra, a la pobreza, a la injusticia, se toman en lugares tan alejados de nosotros y en los que no tenemos ninguna influencia? ¿No podemos hacer nada?

Claro que podemos:

1-Podemos, en primer lugar, crear un clima de paz, de justicia y de solidaridad en nuestras acciones cotidianas. Intentar resolver los problemas y conflictos a través del entendimiento, no a través de la agresividad, ser capaces de ponernos en la piel del otro y entender sus razones, no pretender tener siempre la razón y ser capaces de ceder, buscar siempre el bien de los más pobres y débiles.

2-Podemos, también, estar atentos a lo que ocurre en nuestro mundo, intentar estar bien informados, crear diálogo, opinión, a nuestro alrededor a favor de la paz y justicia, y ejercer presión ante nuestros gobernantes, colaborando con las organizaciones que lo proyectan. Eso significa que tenemos que hablarlo con los que tenemos cerca, y significa participar en actos públicos que e realicen sobre estos temas.

3-Podemos ser austeros y compartir nuestros bienes con los empobrecidos

4-Podemos integrarnos en grupos y asociaciones que luchan por la paz y los derechos humanos.

5-Y, podemos, finalmente, hacer lo que ahora estamos haciendo. REZAR. Hablar con él. Rezar individualmente, cada uno, cada día. Y rezar aquí, hoy, con toda la fuerza de nuestro corazón y de nuestra alma. Compartir con Dios nuestro Padre ese anhelo que tenemos de trabajar por un mundo solidario y en paz, un mundo justo, un mundo en el que todos podamos sentirnos libres. Rezar, hacer de esta oración un clamor para que el proyecto del reino, ese proyecto por el que Jesús murió, se abra paso en nuestra historia humana, a través de nuestras manos.

Evangelio: Jn. 10, 14-18

Yo soy el buen pastor y conozco a los míos como los míos me conocen a mí, lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo otras ovejas que no son de este corral. A ésas también las llevaré; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor.

El Padre me ama porque yo doy mi vida para retomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla; éste es el mandato que recibí de mi Padre.

Peticiones/ Acción de Gracias/Padrenuestro

Salida.

San Francisco nos habla hoy a nosotros así como lo hizo con sus seguidores: (TC 58).


Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Maestro, que yo no busque tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.