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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 18/10/2012

Entrada

Jesús envía a sus discípulos a ir por todo el mundo y a hacer discípulos por toda la tierra (cf. Mt 28,19). Esa es la misión de la Iglesia y la razón de ser de la comunidad cristiana. Es una llamada continua a evangelizar, pues la Iglesia está en “estadopermanente de misión”.

Ya el beato Juan Pablo II decía:

“No podemos permanecer tranquilos si pensamos en los millones de hermanos y hermanas nuestros, redimidos también por la sangre de Cristo, que viven sin cono- cer el amor de Dios” (RM 86).

Y Benedicto XVI, en el Mensaje del DOMUND:

“En la proclamación del Año de la Fe, también yo he dicho que Cristo, «hoy como ayer, nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra» (carta apostólica Porta fidei, 7) [...].
Necesitamos, por tanto, retomar el mismo fervor apostólico de las primeras comuni- dades cristianas, que, pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evange- lio en todo el mundo entonces conocido mediante su anuncio y testimonio” (n. 3).

Antiguo Testamento: Salmo 121 (120)

Levanto los ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No dejará que tropiece tu pie,
no duerme tu guardián.
No duerme, no dormita
el guardián de Israel.
EI Señor es tu guardián, el Señor es tu sombra,
está a tu derecha.
De día el sol no te hará daño
ni la luna de noche.
EI Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu vida.
EI Señor guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre.

Noticia: La misión de la Iglesia

Los misioneros han sido enviados por nuestras comunidades para compartir nuestro mayor tesoro, la fe, y el signo que nos define, el amor; una fe y un amor que, gracias a ellos, llegan hasta nuestros hermanos más necesitados en todo el mundo. Nuestra ayuda en la distancia, a través de las distintas formas de cooperación misionera, es vital para que esta labor pueda seguir realizándose. Construir un templo, traducir la Biblia a la lengua de un determinado pueblo, ayudar a llevar adelante proyectos pastorales y de evangelización, dar una respuesta de solidaridad cristiana a tantas situaciones de necesidad... son algunos de los logros posibles con nuestra contribución y con la labor impagable de los "misioneros de la fe".
De las hermanas MISIONERAS DE N’TONGUI (Angola):

Con gran alegría hemos recibido su ayuda generosa, que nos anima a continuar nuestra presencia misionera junto a este pueblo angoleño, que, gracias a Dios, desde hace unos años disfruta de la paz, lo que hace que vaya recuperándose poco a poco. En la misión de N’tongui somos cuatro hermanas de diferentes países: Colombia, Perú, Congo y España. Nos dedicamos al trabajo en distintas pastorales: formación de catequistas y anima- dores de las comunidades, promoción integral de jóvenes y madres, grupos de jóvenes y niños, visitas a las aldeas para apoyar a los animadores y estar con las familias, reunirles y ver sus mayores necesidades.

En todas las aldeas encontramos, sobre todo, niños y jóvenes. Nos preocupa que no tengan una buena educación, pues el nivel es muy bajo. En cuanto a la salud, los centros son muy distantes, y son numerosas las muertes tanto por falta de medios de comunicación para llegar hasta ellos, como por motivos económicos. Con todo y con eso, es un pueblo muy alegre, y, aunque les falte lo necesario para vivir, están contentos. En verdad, esto nos motiva para seguir compartiendo nuestra vida con ellos. Gracias a todas las personas que se sacrificaron dándonos su ayuda; que el Señor se lo recompense.

Evangelio: Mc. 10, 17-30

En aquel tiempo, cuando Jesús se ponía ya en camino, se le acercó corriendo un hombre y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.» Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno.

Peticiones/ Acción de Gracias/Padrenuestro
Salida.