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Etiquetas: oración del jueves,oración

Oración Comunitaria 29/08/2013

Escuela de Oración: Rectitud.

“La garantía de mi oración no es el mucho decir palabras, la garantía de mi plegaria es muy fácil de conocer: ¿Cómo me porto con el pobre? Porque en él está Dios”. (Mons. Oscar Romero)

            ¿Cómo saber si la oración que hacemos es una práctica espiritual verdaderamente efectiva? ¿Cómo puede uno saber si es verdaderamente una persona de oración o solo una persona que reza?:  Todo depende de cómo afecte al modo de tratar a los demás y en especial a los pobres, a quienes no tienen ningún poder sobre nosotros, a aquellos que no tienen nada que darnos. La masa de personas anónimas que no tienen sitio en nuestros círculos sociales ni beneficio que otorgarnos en público, ni nada en absoluto que añadir a las circunstancias sociales o personales que tenemos en la vida.

            ¿Qué modelo bíblico empleamos: el hombre rico que reza, pero ignora el grito de los pobres, o Lázaro, el pobre que no tiene nada en esta vida, pero cuyas necesidades son escuchadas por Dios?. ¿Qué nos dicen a propósito del valor de nuestra vida y de la eficacia de nuestras oraciones para alcanzar la plenitud, para desenmascarar nuestro egoísmo, para hacernos constructores del reino?

            El propósito de la oración no es pasarnos la vida pidiendo por nosotros mismos, sino transformarnos en las imágenes de Jesús que responden a las oraciones ajenas.

            La oración está destinada a transformar nuestro egocentrismo en solidaridad, hasta tal punto que, después de haber orado en el Padrenuestro “venga a nosotros tu reino” nos pasemos la vida haciendo lo posible por hacer realidad dicha venida.

            La oración nos abre a nosotros mismos, expone nuestras debilidades, dilata nuestra visión del propósito de la vida, instila en nosotros la Palabra de Dios, desenmascara nuestras necesidades, nos llama a ser esa otra parte de nosotros.

             Con Francisco comenzamos diciendo: ¡Oh alto y glorioso Dios….!.

Lectura A.T.: Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia, 
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Noticia: Histórico discurso de Martin Luther King

Hace medio siglo, Martin Luther King tuvo un sueño. Un sueño de justicia e igualdad, de amistad, de democracia, donde hombres y mujeres contribuyeran en la construcción de un mundo nuevo. Hoy, inmersos en mitad de la crisis económica, y con la catástrofe en Siria a punto de desembocar en un ataque de consecuencias imprevistas, cuando la Tierra dista mucho de ser un rincón en el que vivir felices y en paz, el "sueño" del activista norteamericano sigue estando vivo.  Podríamos sustituir la palabra  negro por inmigrante, africano, chino, ciudadano egipcio…

“Estoy contento de reunirme hoy con vosotros y con vosotras en la que pasará a la historia como la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestra nación”.

            “Hace un siglo, un gran americano, firmó la Proclamación de Emancipación. Este trascendental decreto llegó como un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros, que habían sido quemados en las llamas de una injusticia aniquiladora. Llegó como un amanecer dichoso para acabar con la larga noche de su cautividad”.

            “Pero cien años después, las personas negras todavía no son libres. Cien años después, la vida de las personas negras sigue todavía tristemente atenazada por los grilletes de la segregación y por las cadenas de la discriminación. Cien años después, las personas negras viven en una isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después, las personas negras todavía siguen languideciendo en los rincones de la sociedad americana y se sienten como exiliadas en su propia tierra. Así que hemos venido hoy aquí a mostrar unas condiciones vergonzosas […]”.

“[…] No es tiempo de darse al lujo de refrescarse o de tomar el tranquilizante del gradualismo. Ahora es tiempo de hacer que las promesas de democracia sean reales. Ahora es tiempo de subir desde el oscuro y desolado valle de la segregación al soleado sendero de la justicia racial. Ahora es tiempo de alzar a nuestra nación desde las arenas movedizas de la injusticia racial a la sólida roca de la fraternidad. Ahora es tiempo de hacer que la justicia sea una realidad para todos los hijos de Dios”.

            “Sería desastroso para la nación pasar por alto la urgencia del momento. Este asfixiante verano del legítimo descontento de las personas negras no pasará hasta que haya un estimulante otoño de libertad e igualdad. Mil novecientos sesenta y tres no es un fin, sino un comienzo. […]. Los torbellinos de revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que nazca el día brillante de la justicia”.

            “Pero hay algo que debo decir a mi pueblo […]. No busquemos saciar nuestra sed de libertad bebiendo de la copa del encarnizamiento y del odio. Debemos conducir siempre nuestra lucha en el elevado nivel de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra fecunda protesta degenere en violencia física. Una y otra vez debemos ascender a las majestuosas alturas donde se hace frente a la fuerza física con la fuerza espiritual”.

“[…] Y mientras caminamos, debemos hacer la solemne promesa de que siempre caminaremos hacia adelante. No podemos volver atrás. Hay quienes están preguntando a los defensores de los derechos civiles: "¿Cuándo estaréis satisfechos?"[…]. No podemos estar satisfechos mientras nuestros cuerpos, cargados con la fatiga del viaje, no puedan conseguir alojamiento en los moteles de las autopistas ni en los hoteles de las ciudades. No podemos estar satisfechos mientras la movilidad básica de las personas negras sea de un ghetto más pequeño a otro más amplio. No podemos estar satisfechos mientras nuestros hijos sean despojados de su personalidad y privados de su dignidad por letreros que digan "sólo para blancos"[…]. No, no, no estamos satisfechos y no estaremos satisfechos hasta que la justicia corra como las aguas y la rectitud como un impetuoso torrente”.

“No soy inconsciente de que algunos de vosotros habéis venido aquí después de grandes procesos y tribulaciones.[…]. Habéis sido los veteranos del sufrimiento fecundo. Continuad trabajando con la fe de que el sufrimiento inmerecido es redención […]”.

“No nos hundamos en el valle de la desesperación. Aun así, aunque vemos delante las dificultades de hoy y mañana, amigos míos, os digo hoy: todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño americano”.

            “Tengo un sueño: que un día esta nación se pondrá en pie y realizará el verdadero significado de su credo: "Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales".

“Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad”.

            “Tengo un sueño: que un día incluso el estado de Mississippi, un estado sofocante por el calor de la injusticia y la opresión, se transformará en un oasis de libertad y justicia”.

            “Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación”.

 “Tengo un sueño: que un día […] niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”.

            “Tengo un sueño: que un día todo valle será alzado y toda colina y montaña será bajada, los lugares escarpados se harán llanos y los lugares tortuosos se enderezarán y la gloria del Señor se mostrará y toda la carne juntamente la verá”.

            “Ésta es nuestra esperanza. Ésta es la fe con la que yo vuelvo al Sur. Con esta fe seremos capaces de cortar de la montaña de desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las chirriantes disonancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a la cárcel juntos, de ponernos de pie juntos por la libertad, sabiendo que un día seremos libres. Éste será el día en el que todos los hijos de Dios podrán cantar con un nuevo significado "Tierra mía, es a ti, dulce tierra de libertad, a ti te canto. Tierra donde mi padre ha muerto, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera suene la libertad" […]”.

            “Y cuando esto ocurra y cuando permitamos que la libertad suene, cuando la dejemos sonar desde cada pueblo y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de aquel día en el que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de juntar las manos y cantar con las palabras del viejo espiritual negro: "¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, somos al fin libres!"

Evangelio: Mt 23, 23-26

Habló Jesús diciendo: “Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo mas grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías de ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera”.

Peticiones.

Acción de Gracias.

Padrenuestro.

Salida.

Dios misericordioso, hazme un instrumento de tu misericordia. Dame valor para hacer tu voluntad, a fin de que otros puedan vivir.