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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 18/03/2010

Escuela de oración: Semana de la Paz de 2003, “Sed de Paz, agua dulce para todos”

Después de una época de tanta y tanta lluvia parece que este bien natural tiene sobreabundancia y, tal vez
nos estemos equivocando. Todavía queda parte de la población que ni siquiera puede tener un vaso de
agua para saciar su sed.

En el año 2003, el lema de la Semana de la Paz era: Sed de Paz, agua dulce para todos.

Quizás, amigo, tengas sed de paz, de perdón, de reposo, de redención. Tal vez has buscado saciar esa sed, pero no lo has logrado; ni el trabajo, ni las distracciones, ni el bienestar material han podido apagarla. Mas a tu alcance está el río de la gracia y el amor de Dios que corre ancho, profundo e inagotable en medio de las amargas aguas de este mundo.

Con Francisco comenzamos juntos diciendo: OH ALTO…


Primera Lectura: Salmo 89.

Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: « Retornad, hijos de Adán. »
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo

Noticia: La ONU afirma que casi 900 millones de personas viven sin agua potable en el mundo.

Diez años después de los compromisos adoptados por la ONU para mejorar la vida de los más pobres del planeta, 900 millones de personas viven sin acceso al agua potable y 2.600 millones no cuentan con los servicios mínimos de saneamiento.

Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud y Unicef sostiene que a pesar de esas cifras, algunos avances son ciertamente alentadores ya que un 87% de la población mundial ya bebe y utiliza agua apta para el consumo.

En cambio, la situación es decepcionante en cuanto al alcance de servicios higiénicos básicos (capaces de evitar el contacto de los humanos con los desechos fecales), pues todavía un 39% de habitantes del mundo no tiene acceso a ellos.

Según el estudio, los avances han sido dispares por regiones: de los 900 millones de personas que no tienen acceso a fuentes de agua limpia, una tercera parte se encuentra en África subsahariana, donde el 40% de la población todavía padece de esa situación. Por otro lado, casi la mitad de las personas que desde principios de la década de los años noventa han ganado acceso al agua en el mundo se encuentran en India y China.

En el terreno del saneamiento, sólo la mitad de la población de países en desarrollo cuenta con un baño, una letrina o un pozo séptico, y en los últimos años los mayores progresos se han registrado en África del norte y en regiones del este y sudeste asiático.

De los 2.600 millones de personas que actualmente no cuentan con ningún servicio de saneamiento (las previsiones indican que al ritmo actual serán 2.700 millones en 2015 por el crecimiento demográfico), una gran parte están concentradas en el sur de Asia y en África subsahariana.

Según estos resultados, el mundo alcanzará el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo a recortar a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable para 2015, pero fracasará en un objetivo similar que se había trazado en cuanto a servicios de saneamiento.

Evangelio: Juan 4, 9-14.

En el territorio de Samaria, cerca donde hoy se encuentra el pueblo de Askar, se hallaban en la antigüedad, el pueblo de Sikar y el pozo de Jacob. Hace unos dos mil años, una mujer de aquel pueblo se dirigió a él con su vasija, según tenía por costumbre, y al llegar vio con sorpresa, que en el brocal del pozo estaba sentado un hombre judío, pero aún se sorprendió más cuando él le dijo: “Dame de beber”; por esto le preguntó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?”

La mujer se extrañaba con razón, puesto que los judíos no se relacionaban con los samaritanos para nada, pero aquel hombre era Jesús de Nazaret; él no excluía a ninguno y respondió a su pregunta con unas palabras que también hoy, son de vital importancia para nosotros. Le dijo: “Si conocieses el don de Dios y quien es el que te ha dicho: ‘Dame de beber’, tú se lo pedirías a él y él te daría agua viva”. Ella le contestó: “Señor, nada tienes para sacarla y el pozo es hondo ¿Donde pues tienes esta agua viva?...” y Jesús le dijo:
“Cualquiera que beba de esta agua tendrá de nuevo sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, porque el agua que le daré se tornará en él una fuente de agua que mana para la vida eterna”.

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