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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 04/02/2010

Oración comunitaria del día 04/02/2010

Escuela de oración:
1997: "Paz y compromiso cristiano"

El tema que nos recordaba la semana de la paz de 1997, “Paz y compromiso cristiano” tiene hoy, si cabe, mas actualidad que ayer.

La paz comienza en nuestro interior como fruto en una conversión del corazon y de la mente.

La paz no puede separarse de la cuestión de la dignidad y de los derechos humanos: Estamos llamados a ser voz de los sin voz. Voz para disentir, para asentir. Voz de los que tienen el arrojo de hablar, de actuar como ciudadanos libres.

Para que cambien tantas cosas que es urgente que cambien, debemos hablar antes de que se atenúen o desvíen nuestros propósitos, antes de que sea demasiado tarde.

Los cristianos encontramos en la oración la fortaleza para asumir responsabilidades. Permaneciendo en las mismas fuentes de Cristo, asumimos los riesgos de la fe.

Con Francisco comenzamos diciendo: ¡OH ALTO Y GLORIOSO DIOS….!


Primera Lectura: Salmo 138

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: "que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí",
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Noticia: El drama del desempleo.

Antonio Vega García es un curtido camionero granadino, capacitado para llevar todo tipo de vehiculos, al que el paro le ha golpeado de forma inmisericorde. Casado y con dos hijos, cuenta con 18 años de trabajo cotizados a la Seguridad Social de los 49 que tiene. Y con otro buen puñado más “que no aparecen” porque fueron sus primeros empleos de adolescente, en los que pasó por un rosario de profesiones: desde panadero a tapicero. Siempre como aprendiz, en los puestos mas básicos, con tal de llevar un jornal a casa. Tiempos duros que pensaba caerían en el olvido tras conseguir un trabajo mejor. Pero no.

Ayer, Antonio se encontraba, papeles en ristre, en la oficina que el SAE tiene en la Calle Sos del Rey Católico. Aguardaba pacientemente su turno, como otras decenas de personas en idéntica situación. El acudía a solicitar un nuevo periodo de subsidio por Desempleo -421 euros mensuales si se lo conceden- tras haber agotado la Prestación Sustitutiva, que cobró nada mas dejar de trabajar. Entre 900 y algo mas de 700 euros mensuales durante todo un año.

“Llevo 23 meses sin trabajo y en la vida me he visto en una situación así, pero cuando no era en una empresa, era en otra, lo cierto es que nunca me ha faltado un curro”, afirma. Antonio se lamenta de tener que pedir esta ayuda, pero acto seguido confiesa que le es “imprescindible” para seguir adelante, aunque sea una cantidad pequeña. Confiesa que tiene que pagar una hipoteca que supone 540 euros al mes. A la que hay que añadir los gastos de manutención de la familia y todos los derivados de tener un hogar, servicios como los de telefonía, gas o electricidad. Calcula que los gastos no bajan de 1400 euros cada mes por mas que se empeñe. “¿Qué como me puedo apañar? Pues con la ayuda de mis padres, que tenían unos ahorros que me han dado; también por el apoyo de mis cuñados… de toda la gente que está ahí y a la que se lo agradezco de corazón,” explica.

Antonio y su familia no gastan un solo euro que no sea imprescindible: “Somos como monjes de clausura, porque no salimos a ningun sitio”. Y añade “si me tomo una cerveza ya es un extra”, añade. Ya con la voz entrecortada recuerda que su hijo mayor, que está casado y vive de forma independiente “me tuvo que dar 5000 euros cuando se casó y es lo mas penoso que he sufrido en mi vida, para poder pagar mi casa”. Recuerda haber cobrado siempre un buen salario. Pero ahora su vida se ha torcido… Hasta que encuentre trabajo.

Evangelio: Lc 12, 11-12

Jesús dice a sus discípulos: Cuando os conduzcan a las autoridades, no os preocupéis de cómo os defenderéis o qué diréis; el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que hay que decir.

Peticiones / Acciones de gracias


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