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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 9/10/2008

SALMO:

Salmo 116

“Caminaré en presencia del Señor”

Amo al Señor, porque él escucha
el clamor de mi súplica,
porque inclina su oído hacia mí,
cuando yo lo invoco.
Los lazos de la muerte me envolvieron,
me alcanzaron las redes del Abismo,
caí en la angustia y la tristeza;
entonces invoqué al Señor:
"¡Por favor, sálvame la vida!"
El Señor es justo y bondadoso,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor protege a los sencillos:
yo estaba en la miseria y me salvó.
Alma mía, recobra la calma,
porque el Señor ha sido bueno contigo.
Él libró mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída.
Yo caminaré en la presencia del Señor,
en la tierra de los vivientes.

LECTURA DEL NUEVO TESTAMENTO:

Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, ensénanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.»
El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.»

Lucas 11,1-4

NOTICIA:

Atentados en la India

Madrid no huele a pólvora ni a sangre. No vivimos en la incertidumbre de si los nuestros sobrevivirán. No hemos de luchar. Vivimos inmersos en nuestro quehacer diario y eso es suficiente para abarcar toda nuestra mente y nuestro corazón, absorto en nuestra parcela, ajeno a cuanto dolor exista lejos de nuestro entorno más próximo.

Lejos, demasiado lejos y miserable para ser objeto de nuestro interés, nuestros HERMANOS de India están siendo atacados cada día por los extremistas hindú. Os escribo desde lo poco que he podido averiguar. Las Religiosas de María Inmaculada de India me han proporcionado cartas y noticias de periódicos de allí. Lo que cuento es, por tanto, no exacto sino aproximado, una mezcla de lo averiguado en conversaciones y traducciones de estos textos.

Un monje hindú murió asesinado hace algunos meses. Los grupos hinduistas radicales atribuyeron el atentado a los cristianos. Poco después, un grupo terrorista musulmán reconoció la autoría del atentado, dato que los hinduistas obviaron para poder continuar la ofensiva.

Comenzaron en Orisha. Quemaron conventos, violaron a las monjas y las despojaron de toda propiedad. Igual hicieron con algunos internados que acogen a los niños más necesitados de la India. De Orisha a Bangalore, Mangalore, Delhi, y otras zonas de la Indiab los franciscanos celebraban misa junto con las hermanas Clarisas cuando fueron atacados por los terroristas, que arrojaron el cuerpo de Cristo a la carretera y prendieron fuego a todo cuanto encontraron por delante.

Otra de las hermanas me cuenta, como una familia de cristianos fue amenazada de muerte por los terroristas. Si se convertía al hinduismo, salvarían su vida. El padre y el hijo accedieron a la conversión. La madre y la hija no lo hicieron, la vida terrena no vale nada para ellas comparada con el amor del Señor. Ambas fueron asesinadas delante de su padre y su hermano.

La raíz del problema no es esencialmente religiosa, aunque así parezca. La sociedad india se basa en un sistema de castas jerarquizado e inmóvil. Más de seiscientos millones de personas viviendo bajo el umbral de la pobreza permiten a otros 300 millones vivir en la opulencia. La cultura Hindú sostiene la inmovilidad de las castas. Se nace y se muere en la misma situación social, sin posibilidad de mejorar, por designio divino. Los cristianos en la India se dedican a los más necesitados, que son, claro, los de castas inferiores. No sólo se ocupan de sus necesidades materiales sino que intentan educarlos y mejorar su situación social. Los grupos terroristas no luchan contra una religión sino contra una forma de vida que va en perjuicio de los que mas tienen y a favor de los más pequeños.

El gobierno sostiene que los cristianos pretenden convertir a la población y por ello deben de ser castigados. Los cristianos huyen a la selva, se refugian en las Iglesias o en los conventos y se reúnen para rezar por la situación. Los ataques continúan y se acentúan, los cristianos siguen protestando pacíficamente y resistiendo como pueden.

Desde aquí, sólo podemos acercarnos en lo posible con nuestra oración, con lo que podamos económicamente. Podemos hacernos solidarios con su dolor. Gracias por leer esto, gracias por vuestro interés, por vuestro tiempo, gracias por sentir a los que sufren como hermanos, como parte de nosotros mismos, pues lo son. Hagamos un hueco en nuestra vida a los que sufren, cada uno, como pueda.