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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 23/05/2008 / XXV años orando en comunidad

1.-Monición de entrada:

El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Hace 25 años, un grupo de hermanos, tras una experiencia de oración con la comunidad ecuménica de Taizé, inició nuestra Oración Comunitaria de los jueves que, veinticinco años después, sigue celebrándose semana a semana sin interrupción. Así surgió el Grupo de San Francisco. A lo largo de estos XXV años el Señor nos ha hablado a través de la Palabra, a través de la actualidad del mundo en que vivimos, a través del canto, a través de la contemplación, de la mirada y, como no, a través de los hermanos. Si la oración individual está cargada de riqueza, cuánto más la oración comunitaria, donde Dios nos habla a todos y a cada uno, directamente y a través de los hermanos. A lo largo de estos 25 años, el Señor nos ha bendecido con cientos y cientos de hermanos que han compartido nuestro encuentro comunitario con el Dios de la Vida. Durante estos XXV años, son muchos los proyectos personales y comunitarios que el Señor ha iluminado en esos encuentros de oración. Muchos hermanos han discernido su tarea, su misión, su papel, su vocación como cristianos comprometidos en el mundo de hoy. Por eso podemos afirmar que el Señor ha estado grande con nosotros. Hoy es un día para acordarnos de los que ya no están entre nosotros, para dar gracias al Señor por tanto regalo como nos ha dado y para pedirle que siga haciéndose presente en nuestras vidas enviando el Espíritu Santo, verdadero motor de toda nuestra existencia como comunidad.


2.-Canto de entrada:

"Señor, enséñanos a orar,
quita de mi mente los esquemas del mundo
Haz que me encuentre contigo,
sea lo que quieres de mí.
Quiero encontrarme contigo
y ser lo que quieres de mí"



3.-Oración de San Francisco ante el Cristo de San Damián:

(Celebrando la gracia de los orígenes) (tras recitar Oh alto,… se lee)

"Oh alto y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón":

• para que distingamos lo que viene del Espíritu
• para que sintamos la urgencia de la conversión
• para que volvamos a lo esencial de nuestra experiencia de fe
• para que podamos leer e interpretar a la luz del Evangelio los signos de los tiempos

"Danos fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta"

• para no caer en la tentación de la resignación y perder la alegría de nuestra fe
• para no domesticar las palabras proféticas del Evangelio
• para no desoír tu voz en los acontecimientos de la historia: en el grito de los pobres, en la muertes de tantos inocentes, en la marginación de tantas personas golpeadas por la injusticia

"Danos sentido y conocimiento, Señor, para que cumplamos tu santo y veraz mandamiento" de tal modo que podamos:

• nutrir con la fuerza liberadora del Evangelio a nuestro mundo fragmentado y hambriento de sentido
• ser signos legibles de vida para un mundo sediento de un cielo nuevo y una tierra nueva
• dar a luz una nueva época en la que todos puedan acercarse hacia la paz y el bien


4.-Lectura de las Alabanzas al Dios Altísimo (Escritos de San Francisco)ísimo (Escritos de San Francisco)

Tú eres el santo, Señor Dios único,
el que haces maravillas (Sal 76,15).

Tú eres el fuerte, tú eres el grande (cf. Sal 85,10),
tú eres el altísimo, tú eres el rey omnipotente;
tú, Padre santo, rey del cielo y de la tierra (cf. Mt 11,25).

Tú eres trino y uno, Señor Dios de dioses (cf. Sal 135,2);
tú eres el bien, todo bien, sumo bien, Señor Dios vivo y verdadero (cf. lTes 1,9).

Tú eres el amor, la caridad; tú eres la sabiduría, tú eres la humildad,
tú eres la paciencia (Sal 70,5), tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre;
tú eres la seguridad, tú eres la quietud, tú eres el gozo,
tú eres nuestra esperanza y alegría, tú eres la justicia, tú eres la templanza,
tú eres toda nuestra riqueza a saciedad.

Tú eres la hermosura, tú eres la mansedumbre, tú eres el protector (Sal 30,5),
tú eres nuestro custodio y defensor; tú eres la fortaleza (cf. Sal 42,2),
tú eres el refrigerio.

Tú eres nuestra esperanza, tú eres nuestra fe, tú eres nuestra caridad, tú eres toda nuestra dulzura, tú eres nuestra vida eterna, grande y admirable Señor, omnipotente Dios, misericordioso Salvador


5.-Silencio


6.-Canto

Laudate, omnes gentes, laudate Dominum
laudate, omnes gentes, laudate Dominum


7.- Los tres compañeros: (Capítulo V) Cómo le habló por primera vez el crucifijo y cómo desde entonces llevó en su corazón la pasión de Cristo hasta su muerte

13. Un día en que invocaba con más fervor la misericordia de Dios, le manifestó el Señor que en breve se le diría lo que había de hacer Con esto se llenó de tal gozo, que, no pudiendo contener la alegría, aun sin querer decía al oído de los hombres algo de estos secretos Pero hablaba con cautela y enigmáticamente, diciendo que no quería ir a la Pulla y que en su patria llevaría a cabo cosas grandes y nobles.

13. Sus compañeros, que lo veían tan cambiado y tan alejado de ellos en sus pensamientos, aunque a veces los acompañara corporalmente, de nuevo le preguntaron, como chanceándose: "Pero ¿es que piensas en casarte, Francisco?" A lo que contestó con palabras enigmáticas, como arriba queda dicho.

13. A los pocos días, cuando se paseaba junto a la iglesia de San Damián, percibió en espíritu que le decían que entrara a orar en ella. Luego que entró se puso a orar fervorosamente ante una imagen del Crucificado, que piadosa y benignamente le habló así: "Francisco, ¿no ves que mi casa se derrumba? Anda, pues, y repárala". Y él, con gran temblor y estupor, contestó: "De muy buena gana lo haré, Señor" Entendió que se le hablaba de aquella iglesia de San Damián, que, por su vetusta antigüedad, amenazaba inminente ruina. Con estas palabras fue lleno de tan gran gozo e iluminado de tanta claridad, que sintió realmente en su alma que había sido Cristo crucificado el que le había hablado,

13. Saliendo de la iglesia, encontró a un sacerdote sentado junto a ella, y, metiendo la mano en su bolsa, le ofreció cierta cantidad de dinero, diciéndole "Te luego, señor, que compres aceite y cuides de que luzca continuamente una lámpara ante este crucifijo. Y, cuando se acabe este dinero, yo te diré de nuevo lo que fuere necesario para lo mismo."

14. Desde aquel momento quedó su corazón llagado y derretido de amor ante el recuerdo de la visión del Señor Jesús, de modo que mientras vivió llevó en su corazón las llagas del Señor Jesús, como después apareció con toda claridad en la renovación de las mismas llagas admirablemente impresas en su cuerpo y comprobadas con absoluta certeza.


8.-Silencio


9.-Canto


La confianza he puesto en Dios
Él fue el primero que me amó
Aleluya, Aleluya
La confianza he puesto en Dios
Aleluya, Aleluya
Él fue el primero que me amó


10.-Evangelio: Juan 15

«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.

Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.

Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.

Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.

Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.


11.-Silencio


12.-Canto: Ubi caritas et amor, Deus ibi est


13.-Adoración de la Cruz Resucitada

• Dios dijo: ¡Haya luz! Y hubo luz (Gen 1,3)

• Tú, Señor, eres mi luz; tú, Dios mío, alumbras mi oscuridad (Sal 18,28)

• Señor, Dios mío, ¡mírame, respóndeme, llena mis ojos de luz! (Sal 13,3)

• El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién tendré miedo? (Sal 27, 1)

• En ti está la fuente de la vida y en tu luz podemos ver la luz (Sal 36,9)
Canto: El verbo, la luz, la vida, Dios,
el mundo sin vida muerto está,
los hombres sin luz tinieblas son,
el verbo, la luz, la vida, Dios

• Envía tu luz y tu verdad, para que ellas me enseñen el camino que lleva a tu santo nombre, al lugar donde tú vives (Sal 43, 3)

• Oh, Señor, feliz el pueblo que sabe alabarte con alegría y camina alumbrado por tu luz (Sal 89, 15)

• Tu Palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino (Sal 119, 105)

• El camino de los justos es como la luz de un nuevo día: va en aumento hasta brillar en todo su esplendor (Prov 4, 18)

• Los justos son como una luz brillante; los malvados como una lámpara que se apaga (Prov 13, 9)
Canto: En nuestra oscuridad,
enciende la llama de tu amor, Señor,
de tu amor, Señor.
En nuestra oscuridad
enciende la llama de tu amor, Señor
de tu amor, Señor

• El Espíritu que Dios ha dado al hombre es luz que alumbra lo más profundo de su ser (Prov 20, 27)

• El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas. (Is 9, 2)

• Yo, el Señor, te llamé y te tome por la mano, para que seas instrumento de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz de las naciones (Is 42, 6)

• Llevaré a los ciegos por caminos y senderos que no conocían. Convertiré la oscuridad en luz delante de ellos, y en terreno llano los lugares quebrados (Is 42,16)

• Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse (Mt 5, 14)
Canto: De noche iremos, de noche
que para encontrar la fuente
sólo la sed nos alumbra,
sólo la sed nos alumbra

• Nadie enciende una lámpara para taparla con una olla o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en lo alto para que tengan luz los que entran (Lc 8, 16)

• En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla (Jn 1, 4-5)

• Yo soy la luz del mundo. El que me siga tendrá la luz que le da vida y nunca andará en oscuridad (Jn 8, 12)

• Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no permanezcan en la oscuridad (Jn 12, 46)

• Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta los lugares más lejanos de la tierra (Hch 13, 47)
Canto: Que sea mi vida la sal, que sea mi vida la luz
sal que sala, luz que brilla, sal y fuego es Jesús


14.-Oración de petición

Monitor: Jesús nos dice: el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. El Dios misericordioso se encarna en Jesús. La "Carne" es expresión de la realidad humana. Participar de la vida de Jesús es encarnarse y dar la vida como Jesús.

• Oración por los niños:

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: Tú dijiste: "Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí porque de los que son como ellos es el reino de los cielos (Mt 19, 14). Lo peculiar de los niños es la confianza sin medida en sus padres. El Reino de los cielos empieza cuando sentimos a Dios como "Padre nuestro", cuando confiamos en Él como los niños en sus padres, cuando valoramos a los demás como a Ti, Jesús, hermano nuestro.

Bendice a todos los niños y niñas con tu Espíritu: para que confíen en nuestro Padre Dios, para que le invoquen cada día como "Padre nuestro", para que seanamigos tuyos y de todos, para que tengan respeto y cariño a los mayores, para que se esfuercenen el estudio y tengan buen corazón

• Oración por los jóvenes:

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: nuestros jóvenes son la esperanza. Antes o después, cogerán el relevo en la sociedad, en la familia, en la Iglesia. Tú conoces las dificultades para abrirse camino. Te rogamos que los ilumines, que los fortalezcas, que les llenes el corazón con tu amor.

Bendícelos con tu Espíritu de inteligencia: que sepan elegir el mejor camino para sus vidas, que sena rebeldes ante la injusticia y la mentira, que trabajen por la paz y el bienestar de todos, que defiendan la dignidad de todo ser humano, que sean fieles a la verdad y al amor

• Oración por los mayores:

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: Te presentamos a nuestros pensionistas, jubilados, personas de la tercera edad… Han dejado ya la vida laboral, pero siguen bien activos en la sociedad. Su presencia llena la calle y el parque, el consultorio, las excursiones, las residencias y los hogares del jubilado. En la familia y el la Iglesia todos somos necesarios, todos nos valoramos como personas y hermanos, todos nos queremos y ayudamos a vivir dignamente.

Bendice, Señor a nuestros mayores: que confíen mucho en el amor del Padre Dios; que no se vuelvan egoístas, que sean agradecidos, que cuenten siempre con el amor de su famila, que se sientan miembros de tu Iglesia y de la sociedad hasta el final.

• Oración por la familia:

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: Pedimos tu bendición para nuestras familias: que los esposos se quieran y los hijos lo perciban, que los padres respeten a sus hijos, estén cercanos, los escuchen, les dediquen tiempo. Que en nuestros hogares haya comunicación sincera y constructiva. Que los padres cumplan ellos lo que piden de sus hijos. Que nuestras familias cultiven la justicia y el amor. Que tu presencia, Cristo hermano, se note en nuestras casas: en la oración oportuna, en el perdón ofrecido y recibido, en la lectura de tu Evangelio, en la ayuda a los necesitados…
Ayúdanos a todos a ser testigos de tu amor en nuestra familia.

• Oración por los que sufren:

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: también por nuestras calles pasa el sufrimiento: personas abandonadas, obreros sin trabajo, enfermos en busca de curación, violencia inútil y provocadora, intolerancia y falta de respeto… Acércate, Señor, a cada persona que sufre. Invítalos a tener fe en el amor del Padre. Que escuchen en lo profundo tu palabra "tu fe te ha curado".

Ayúdanos, Cristo nuestro, a pasar por la calle como Tú: oyendo las quejas de los empobrecidos, atendiendo a los enfermos, acercándonos a los marginados.

• Oración por el mundo del trabajo:

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: el trabajo forma parte esencial de nuestra vida, con él hacemos el mundo más humano, desarrollamos nuestras capacidades, adquirimos bienes para vivir, colaboramos al bien de todos. Pero, bien sabes, Tú, Cristo nuestro, que el trabajo puede degradar la naturaleza, hacemos perder la salud, e incluso la vida, puede ser fuente de humillación e injusticia, se hace rutinario y, a veces, insoportable.

Por ello, Señor, te pedimos: que todos tengamos alguna actividad digna, que estemos dispuestos a compartir el trabajo, que el esfuerzo encuentre compensación justa, que las condiciones laborales sean humanas. Acepta, Cristo Jesús, estas peticiones y ayúdanos a implicarnos en su consecución

• Oración por las comunidades cristianas

Señor Jesús, resucitado en este pan bendecido: nuestro pensamiento se dirige ahora a las comunidades cristianas, a las parroquias, a los grupos cristianos, a nuestro Grupo de San Francisco que ya ha cumplido 25 años de existencia, a la Iglesia toda y a todas tus Iglesias. A todos nosotros nos bautizaron con el único Espíritu para formar un solo cuerpo, y sobre todos derramaron el único Espíritu para que seamos tu cuerpo y cada uno miembro de tu cuerpo. Te pedimos hoy que todos nos dejemos empapar de tu Espíritu. Que seamos activos conforme a nuestra capacidad y dones recibidos. Que no obremos por egoísmo o presunción, que tengamos, Cristo de todos, tu misma actitud: que nos consideremos "uno de tantos", que nos "abajemos obedeciendo al amor hasta la muerte", que quienes presiden nos recuerden tu imagen de servidor humilde y sincero.


15.-ACCIÓN DE GRACIAS (espontánea)

Cada dos intervenciones cantamos:
Surrexit Dominus vere, alleluia, alleluia
surrexit Christus hodie, alleluia, alleluia


16.-Oración de San Francisco por la Paz cantada

HAZ DE MÍ, SEÑOR, INSTRUMENTO DE TU PAZ
Haz de mí, Señor, un creador de cosas vivas.
Haz de mí, Señor, instrumento de tu paz.
Que donde haya odio ponga yo amor,
que donde haya ofensa ponga yo perdón,
que donde haya discordia ponga yo unión,
que donde haya error ponga yo verdad.
Porque dando yo recibiré,
olvidándome te encontraré,
comprendiendo al hombre yo te seguiré,
¡oh mi Señor, enséñame a querer!

17.-Padre nuestro


18.-Bendición de San Francisco