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Etiquetas: oración del jueves,oración

Oración Comunitaria 27/06/2013

Escuela de Oración: Paciencia.

Hubo un tiempo en que, si una persona perdía la diligencia, no había ningún problema. Se limitaba a esperar la llegada de la siguiente, seis meses después. Al acelerar la velocidad de nuestra sociedad, muchas veces no caemos en la cuenta de que la vida, especialmente la vida espiritual, es un proceso de crecimiento en madurez con el que se progresa, error a error y éxito a éxito, hasta que finalmente, se comprende que no existe nada que pueda llamarse “error espiritual”. Lo único que debemos hacer para transformar los errores en éxitos es aprender de ellos.

            Lograr apreciar la diferencia entre el tiempo de Dios y nuestro tiempo es esencial para llegar a ser personas espirituales. El tiempo de Dios es lo que nos prepara para funcionar debidamente en nuestro tiempo.

Muy pocas cosas pueden realmente forzarse antes de que llegue su momento; el amor no puede forzarse, el crecimiento no puede forzarse, la comprensión no puede forzarse, la aceptación no puede forzarse… Al igual que el nacimiento, estas cosas germinan en la oscuridad, hasta que llega la madurez para ellas o para nosotros.

            Es fácil ser “espiritual” cuando nada nos estorba ni pone a prueba nuestro espíritu ni nuestro corazón. Pero es precisamente la experiencia de desaliento en nuestros esfuerzos la que puede fortalecernos hasta el punto de tener la actitud debida ante lo que nos espera. Poner a prueba nuestro impulso una y otra vez  es lo que nos enseña a controlar nuestra ira. El dolor de la pérdida nos enseña que nunca se pierde nada, sino que simplemente, se encuentra de otra manera.

            Vivir al Dios-vida significa “aprender a componer nuestra alma en la paciencia” y también aprender a esperar el tiempo de Dios para que todas nuestras necesidades sean respondidas, para que todos nuestros deseos sean satisfechos de algún modo, para que todas nuestras experiencias se cumplan.

Con Francisco comenzamos diciendo: Oh alto y glorioso Dios….


Lectura A.T.: Salmo Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Noticia: Gracias Jersey!

Hace dos semanas consumé el cambio de estación. Tras varios días con temperaturas superiores a los 25 ºC decidí que había llegado el momento de guardar los jerséis para dar paso a las sandalias y las camisetas. Pero esta operación implica tomar una serie de decisiones esenciales. En los armarios el espacio es siempre el mismo mientras que la ropa, con los años aumenta de modo exponencial. Mi abuela hacía punto con destreza y yo nací en pleno invierno, por lo que recibir suéteres y bufandas por mi cumpleaños fue un ritual que se prolongó durante décadas. Seguramente tengo mas de los que necesito, pero cuando los veo apilados en bolsas, no logro hacer ninguna criba. Cada uno de esos jerséis tiene su propia historia, que a su vez es parte de la mía.

Ahora que la crisis ha echado el freno a la idolatría de los objetos y a la obligación de atesorar un montón de cosas superfluas, quizás haya llegado el momento de reflexionar sobre el verdadero valor de las cosas. Recuerdo que mi abuela, nacida a principios del siglo pasado, hacía acopio de todo tipo de gomas elásticas, alfileres, cintas, botones… sin tirar nada a la basura. ¡Y eso por no hablar de la comida!. No se desperdiciaban ni las sobras. Las cosas se respetaban y se conservaban porque eran útiles. En un mundo que se ahoga entre lo inútil y lo efímero, es fácil dar tumbos de un lado a otro, de la infelicidad por no lograr tener todo lo que se nos ofrece, hasta, en el extremo contrario, el desprecio por todo lo material.

Hace tiempo elegí una tercera opción, que podríamos llamar “la vía del agradecimiento”. Doy gracias, porque cada uno de mis suéteres me habla de quien me lo regaló, de la oveja que aportó la lana, de las personas que trabajaron para teñirla, de los muchos inviernos en los que me resguardó del frio. Albergo el mismo sentimiento con mi coche. Lleva 10 años funcionando perfectamente y espero que lo siga haciendo al menos otros 10. Cambiaré de coche solo cuando me vea obligada a hacerlo (es decir, cuando ya no arranque mas) y será, en todo caso, un momento doloroso.

Amar las cosas nos evita acumularlas por una simple cuestión de bulimia y vacío interior. Nos impide derrochar tirando objetos que son aún perfectamente útiles. Nos disuade de agotar los recursos naturales y de aumentar la cantidad de residuos reciclados. Hay que respetar las cosas por su historia, por la energía y el esfuerzo que se han invertido en su elaboración y por el papel que desempeñan en nuestra propia vida. Desde la cafetera de la mañana hasta la cama que nos acoge por la noche, nuestros días están llenos de estos humildes y amables servidores. Ser conscientes de ello (y estar, por tanto, agradecidos) nos espanta para siempre ese gran error consumista que querría lo contrario. El hombre al servicio de las cosas y no las cosas al servicio del hombre.

[Susana Tamaro]

Evangelio: Mt 6, 26-34

Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros mas que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?. ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos como crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho mas por vosotros, hombres de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobretodo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura.

Peticiones.


Acción de Gracias
.


Padrenuestro.


Salida.

Prepárate y espera. En el tiempo de Dios, la voluntad de Dios se hará realidad.

“Dios omnisciente: concédenos lo que necesitamos, pero sólo cuando veas que cada uno de nosotros estamos preparados para recibirlo”.

Terminamos con Francisco, diciendo “ Te adoramos…