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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria enfermo

Escuela de oración

La enfermedad es un momento privilegiado para la oración, en el corazón de la persona que esta enfermad en sus seres queridos brota de forma casi espontánea la oración, la plegaria en sus mas diversas formas: queja, interrogante, suplica, abandono, agradecimiento… quien ha pasado por una enfermedad graveo esta en comunicación con enfermos graves, sabe que esto es una realidad.

La situación de enfermedad supone una ruptura con la vida. Hay tiempo y sobra tiempo para todo, para pensar, reflexionar, aburrirse, leer….y también para orar.

En la situación de enfermedad se encuentra uno consigo mismo y descubre su verdadero ser de criatura: frágil, débil, vulnerable, necesitado, dependiente de los demás y dependiente también de un ser superior. En ese encuentro surge la oración.

En la situación de enfermedad se pone en crisis todo; surgen las preguntas, los interrogantes acerca de la vida, de su sentido, del sufrimiento. ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Por qué Dios permite esto?


Salmo

Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».


Noticia

La Medicina es Ciencia pero también Humanidad (carta publicada en la revista de la Facultad de Medicina de Granada)

A tres semanas del inicio de los exámenes y con un montón de apuntes empapelando mi conciencia, he encontrado una carta donde he leído: “La Medicina es Ciencia, pero también Humanidad”.

Lo escribió mi prima Mari Carmen hace algo más de un año.

Terminó la Carrera, pero no llegó a ejercer la Medicina. Aún así, conoció la Enfermedad como pocos lo hacen, ya que convivió con ella los últimos cuatro años.
El ansiado MIR (ése que tan presente tenemos desde primero…) se le antojaba inalcanzable, pues siempre se cruzaba en su camino un resultado inoportuno de alguna prueba.

Supongo que ella nunca imaginó que saborearía con tanta intensidad los días en el hospital. Durante sus estancias allí, adoraba que le lleváramos “trocitos del mundo” a su habitación, a su burbuja…; y éramos nosotros los que descubríamos una ventana al exterior a través de sus ojos.

También hubo periodos en los que sus “células más rebeldes” le dieron una tregua. Periodos en los que ella seguía soñando, viajando, buscando… Incansable, activa, emprendedora.

Siempre coqueta, risueña y despistada, su fuerza y su fe la llevaron a madurar a lo largo de su proceso terapéutico, a aprovechar cada instante (el “Carpe Diem” cobraba sentido en su día a día).

Y las recaídas, lejos de hundirla, la invitaban a abrazar aún más a Vida.
Afrontó la Enfermedad con imaginación y entereza, superó las adversidades con un eterno “Gracias” dibujado en sus labios, encontró en la Medicina su Esperanza Diaria, logró entusiasmar a médicos, enfermeros, amigos y familia con su historia.

Han pasado ya unos meses desde que nos regaló su última sonrisa…
A ella, y a todos los que sentís, transmitís y vivís el lado más humano de la Medicina, Gracias.

Paz y Salud para este 2006. Que seáis muy felices.
(Tere P. L. alumna de 2º de Medicina)

Apocalipsis 21, 3-7

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.