Oración Comunitaria 23/01/2020
Palabras de bienvenida
Presidente/ La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
Asamblea/ Y con tu espíritu
Monitor/ Queridos hermanos en Cristo, sed bienvenidos a este encuentro como familia. Nos hemos reunido para orar por la unidad entre los cristianos y la reconciliación en el mundo. Durante muchos siglos han existido divisiones entre los cristianos. Esto causa mucho dolor y es contrario a la voluntad de Dios. Nosotros creemos en el poder de la oración. Juntos con los cristianos de todo el mundo, ofrecemos nuestras oraciones, mientras nos esforzamos por superar la separación. Los recursos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año han sido elaborados por distintas Iglesias cristianas de Malta. La historia del cristianismo en este pequeño país insular se remonta al tiempo de los apóstoles. Según la tradición, san Pablo, el Apóstol de los Gentiles, alcanzó las orillas de Malta en el año 60 d.C. La narración que describe este acontecimiento providencial se encuentra en los dos últimos capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles.
El itinerario que estamos siguiendo en nuestras oraciones y reflexiones a lo largo de esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, consta de las siguientes etapas:
Día 1: Reconciliación: Tirar la carga por la borda
Día 2: Iluminación: Buscar y mostrar la luz de Cristo
Día 3: Esperanza: El mensaje de Pablo
Día 4: Confianza: No temáis; creed
Día 5: Fortaleza: Partir el pan para el viaje
Día 6: Hospitalidad: Mostrar una solicitud poco común
Día 7: Conversión: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes
Día 8: Generosidad: Recibir y dar
Hoy, día 6º de esta semana nos centramos en la hospitalidad que mostraron los isleños hacia los que acababan de naufragar: «Nos trataron con una solicitud poco común» (Hechos 28, 2). ¡Que el amor y el respeto que nos mostramos hoy al orar por la unidad de los cristianos pueda mantenerse a lo largo de todo el año!
Invocación al Espíritu Santo:
Monitor/:Invocamos al Espíritu Santo para que sea el que nos guíe en el camino hacia la Unidad. A cada invocación respondemos cantando: ¡Veni, Sancte Spiritus! (o bien el lector presenta las invocaciones alternando con el canto: Ven Espíritu de Dios y de tu amor enciende la llama. Ven Espíritu de amor)
· Espíritu de amor, ven sobre esta asamblea y habita entre nosotros.
· Espíritu de unidad, muéstranos el camino hacia la unidad de los cristianos.
· Espíritu de la hospitalidad, enséñanos a ser acogedores.
· Espíritu de compasión, inculca dentro de nosotros una actitud de respeto hacia todos los que nos encontramos.
· Espíritu de esperanza, ayúdanos a deshacernos de todo lo que dificulta nuestro viaje ecuménico.
Oraciones de perdón y reconciliación: Monitor/ la mejor manera de ponerse en camino hacia la unidad es pedir perdón. A cada petición respondemos cantando Kyrie eleison
· Perdónanos, Señor, por los errores pasados, por la desconfianza y las fechorías entre cristianos de distintas Iglesias y tradiciones.
· Perdónanos, Señor, por permanecer en la oscuridad en vez de buscar el sendero de la Luz, porque tú, Señor, eres la única Luz verdadera.
· Perdónanos, Señor, por nuestra falta de fe y por nuestra incapacidad de ser personas de firme esperanza y de auténtica caridad.
· Perdónanos, Señor, por haber causado daño, sufrimiento y angustia a los demás.
· Perdónanos, Señor, por aislarnos y permanecer indiferentes en vez de mostrar hospitalidad hacia todos, especialmente hacia los extranjeros y los refugiados.
El Señor es clemente y compasivo, paciente y lleno de amor. Pues como el cielo dista de la tierra, abunda su amor para con sus fieles; como está lejos el este del oeste, él aleja nuestras faltas de nosotros Sal 103, 8.11-12
Escucha de la Palabra viva de Dios
Nos disponemos ahora a escuchar la Palabra de Dios a través de las lecturas preparadas para este sexto día del octavario de oración por la Unidad de los Cristianos en el que el acento lo ponemos en la hospitalidad: “Mostrar una solicitud poco común”
TEXTO BÍBLICO PARA EL AÑO 2020 Hechos 27, 18 28, 10
Al día siguiente, como arreciaba el temporal, los marineros comenzaron a aligerar la carga. Y al tercer día tuvieron que arrojar al mar, con sus propias manos, el aparejo de la nave. El sol y las estrellas permanecieron ocultos durante muchos días y, como la tempestad no disminuía, perdimos toda esperanza de salvarnos. Hacía tiempo que nadie a bordo probaba bocado; así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: —Compañeros, deberíais haber atendido mi consejo y no haber zarpado de Creta. Así hubiéramos evitado esta desastrosa situación. De todos modos, os recomiendo ahora que no perdáis el ánimo, porque ninguno de vosotros perecerá, aunque el buque sí se hundirá. Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: «No temas, Pablo. Has de comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido también la vida de tus compañeros de navegación». Por tanto, amigos, cobrad ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me ha dicho. Sin duda, iremos a parar a alguna isla. A eso de la media noche del día en que se cumplían las dos semanas de navegar a la deriva por el Adriático, los marineros barruntaron que nos aproximábamos a tierra. Lanzaron entonces la sonda, y hallaron que había veinte brazas de fondo; poco después volvieron a lanzarla, y había quince brazas. Por temor a que pudiéramos encallar en algún arrecife, largaron cuatro anclas por la popa, mientras esperaban con ansia que llegara el amanecer. La tripulación intentó abandonar el barco, y arriaron el bote salvavidas con el pretexto de largar algunas anclas por la proa. Pero Pablo dijo al oficial y a los soldados: —Si estos no permanecen a bordo, no podréis salvaros vosotros. Entonces, los soldados cortaron los cabos del bote y lo dejaron perderse. En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que tomaran algún alimento: —Hoy hace catorce días —les dijo— que estáis en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado. Os aconsejo, pues, que comáis algo, que os vendrá bien para vuestra salud; por lo demás, ni un cabello de vuestra cabeza se perderá. Dicho esto, Pablo tomó un pan y después de dar gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer. Los demás se sintieron entonces más animados, y también tomaron alimento. En el barco estábamos en total doscientas setenta y seis personas. Una vez satisfechos, arrojaron el trigo al mar para aligerar la nave. Llegó el día, y los marineros no pudieron reconocer el lugar. Pero distinguieron una ensenada con su playa, y trataron de ver si era posible que la nave recalase allí. Así pues, soltaron las anclas y las dejaron irse al fondo; aflojaron luego las amarras de los timones, izaron la vela de proa e, impulsados por el viento, se dirigieron a la playa. Pero tocaron en un banco de arena entre dos corrientes y el barco encalló. La proa quedó clavada e inmóvil, en tanto que la popa era destrozada por los golpes del mar. Entonces, los soldados resolvieron matar a los presos para evitar que alguno de ellos escapara a nado. Pero el oficial, queriendo salvar la vida de Pablo, les impidió llevar a cabo su propósito. Ordenó que quienes supieran nadar saltaran los primeros por la borda y ganaran la orilla; en cuanto a los demás, unos lo harían sobre tablones flotantes y otros sobre restos del buque. De esta forma todos logramos llegar a tierra sanos y salvos. Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los isleños nos trataron con una solicitud poco común; y como llovía sin parar y hacía frío, encendieron una hoguera y nos invitaron a todos a calentarnos. Pablo había recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo presa en su mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: —Este hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva. Pablo, sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños que se hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese, cambiaron de opinión y exclamaron: —¡Es un dios! Cerca de aquel lugar había una finca que pertenecía a Publio, el gobernador de la isla, quien se hizo cargo de nosotros y nos hospedó durante tres días. Se daba la circunstancia de que el padre de Publio estaba en cama aquejado por unas fiebres y disentería. Pablo fue a visitarlo y, después de orar, le impuso las manos y lo curó. A la vista de esto, acudieron también los demás enfermos de la isla, y Pablo los curó. Fueron muchas las muestras de aprecio que nos dispensaron los isleños que, al hacernos de nuevo a la mar, nos suministraron todo lo necesario.
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
Silencio
Canto: Todos vamos en el mismo barco, todos somos del mismo barro.
Lo gozoso y lo triste del mundo llega a todsos más tarde o temprano.
Haz que todos nos sintamos uno.
Que sintamos que somos hermanos
Salmo 46
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, | poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, | y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas, | que sacudan a los montes con su furia: | el Señor del universo está con nosotros, | nuestro alcázar es el Dios de Jacob. (Pausa)
Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, | el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; | Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan; | pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra. El Señor del universo está con nosotros, | nuestro alcázar es el Dios de Jacob. (Pausa)
Venid a ver las obras del Señor, | las maravillas que hace en la tierra: pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe, | rompe los arcos, quiebra las lanzas, | prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios: | más alto que los pueblos, | más alto que la tierra». 12El Señor del universo está con nosotros, | nuestro alcázar es el Dios de Jacob. (Pausa)
Canto: El Señor es mi fortañeza, el Señor es mi luz, del Señor me viene el perdón. En Él confío, no temeré
Evangelio: Lucas 14, 12-24
Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos». Uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!». Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado”. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”.
Otro dijo: “Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”. El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: “Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”. Entonces el señor dijo al criado: “Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».
Silencio
Homilía
CREDO
Queridos hermanos y hermanas: Al estar unidos en el Señor Jesucristo, proclamemos nuestra fe común en un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Creo en un solo Dios,
Oración de los fieles a cada petición respondemos cantando:
Padre, únenos, que el mundo crea que enviaste al Hijo. Padre, únenos.
Padre Nuestro
Unidos en Jesucristo, oremos juntos con las palabras que él nos enseñó:
Gesto de Paz: Tras recitar la oración de San Francisco por la Paz, nos damos un gesto de paz. Los habitantes de Malta recibieron a Pablo y a sus compañeros con una solicitud poco común. Saludémonos unos a otros y compartamos la paz que es el don de Cristo para nosotros. Somos enviados juntos para proclamar la Buena Noticia P Nos hemos reunido como cristianos, y, por tanto, como discípulos compañeros. Mientras anhelamos la unidad de los cristianos, comprometámonos de nuevo a trabajar para alcanzar esta meta. (Pausa para la oración en silencio) Recitamos todos la oración de San Francisco por la Paz:
Señor, haced de mí un instrumento de paz:
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga perdón;
donde haya discordia, ponga unión,
donde haya error, ponga verdad;
donde haya duda, ponga fe;
donde haya desesperación, ponga esperanza;
donde haya tinieblas ponga vuestra luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, maestro, que no me empeñe tanto:
en ser consolado, como en consolar;
en ser comprendido, como en comprender;
en ser amado, como en amar.
Pues dando se recibe; olvidando, se encuentra;
perdonando, se es perdonado;
muriendo, se resucita a la Vida eterna
Oración de Bendición.
· Que Dios Padre, que nos sacó de la oscuridad a la luz, nos haga portadores auténticos de la luz de Dios. R/ Amén
· Que Dios Hijo, que nos redimió con su preciosa sangre, nos haga capaces de seguir su ejemplo en el servicio a los demás. R/ Amén
· Que Dios Espíritu Santo, que es Señor y dador de vida, nos fortalezca para resistir los naufragios de la vida y alcanzar las orillas de la salvación. R/ Amén
· Que Dios todopoderoso y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos proteja ahora y por siempre. R/ Amén.
Canto final:
Llevad la Buena Noticia a todo ser que respira
Y decidles que la Paz está dentro de sus vidas
Y que ellos paz serán si desparraman amor
A cuantos hombres encuentren por esos caminos de Dios