Oración Comunitaria 22/08/2019
ORACIÓN AGOSTO 2019
ESCUELA DE ORACIÓN: Nos convoca el Señor a la luz de la Palabra, al encuentro con los hermanos en la oración comunitaria, al banquete, a caminar y seguir sus pasos, porque Él nos ama y nos elige.
“1.- «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1)… Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (Ef 1,4)”. [Exhortación Apostólica. Gaudete Et Exsultate del Santo Padre Francisco. Sobre El Llamado A La Santidad En El Mundo Actual. 10 Marzo 2018]
Y nos elige como a Francisco que anduvo el camino de la santidad que a todos nos corresponde hacer. Con Él comenzamos diciendo “Oh Alto y Glorioso…”
SALMO 148:
¡Aleluya! Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas; alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. Alábenlo, sol y luna, alábenlo, astros luminosos; alábenlo, espacios celestiales y aguas que están sobre el cielo. Alaben el nombre del Señor, porque él lo ordenó, y fueron creados; él los afianzó para siempre, estableciendo una ley que no pasará. Alaben al Señor desde la tierra, los cetáceos y los abismos del mar; el rayo, el granizo, la nieve, la bruma, y el viento huracanado que obedece a sus órdenes. Las montañas y todas las colinas, los árboles frutales y todos los cedros; las fieras y los animales domésticos, los reptiles y los pájaros alados. Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; los ancianos, los jóvenes y los niños, alaben el nombre del Señor. Porque sólo su Nombre es sublime; su majestad está sobre el cielo y la tierra, y él exalta la fuerza de su pueblo. ¡A él, la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos! ¡Aleluya!
NOTICIA: Experiencia y Testimonio misionero en Tánger
Este verano nos hemos encontrado viviendo una pequeña experiencia misionera en familia y en comunidad en Tánger, una preciosa ciudad árabe, crisol de culturas y de contrastes sociales. Como busca la cierva corrientes de agua así nuestra alma ha buscado a Dios, en medio de tantas vivencias y de tantas buenas personas a las que hemos conocido.
Vivir en familia y en comunidad, en la otra orilla del mar Mediterráneo, respirando otro sentir religioso, descubriendo otra mirada de la vida, compartiendo el Evangelio con los frailes franciscanos y con otras fraternidades de acogida es una oportunidad que Dios nos ha regalado con este envío desde Granada.
Con la muerte tan reciente de Antonio Alcalde, su vida ha estado muy presente, como un espejo, elevando al cielo este himno hecho canto:
“Estate, Señor conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame Señor, contigo;
… Llévame en tu compañía,
Donde tú vayas, Jesús,…
… recordando su sonrisa permanente, sus tareas cotidianas, sus virtudes, sus anécdotas, sus costumbres, sus cuidados, su entrega por los demás y sus dichos llenos de gracia.
Nuestros acogedores lugares de posada han sido la Catedral de Tánger y la casa de los Hermanos de la Cruz Blanca en la Medina. Las mezquitas cercanas nos acompañaban con sus cantos llamando a la oración desde sus minaretes a lo largo de todo del día. En los patios de la Catedral viven muchos migrantes llegados de otros países, a los que saludábamos al entrar y al salir y con los que, con algunos de ellos, compartíamos las vísperas y la Eucaristía por la tarde.
Cada día comenzábamos rezando laudes en el silencio de la Catedral, bendiciendo la gracia de Dios y agradeciendo su luz que entraba por las vidrieras llenando de color el espacio. Todo ha sido tiempo de salvación entre nosotros y con nuestros hermanos franciscanos, en las pequeñas tareas domésticas, en el desayuno, el almuerzo y la cena, siempre con puntualidad y diligencia compartida, teniendo sentimientos de humildad unos con otros, que se han convertido en momentos afables, llenos de diálogo y de alegría.
Dios nuestro, alfarero del hombre, gracias por dejarnos rezar juntos, por ayudarnos a servir y a ir juntos a encontrarnos contigo, en tu brisa, con tu aliento, caminando en tu presencia, despertándonos con tanta hermosura al acompañar al migrante carpintero haciendo pequeñas pateras en miniatura, al visitar a las personas mayores y enfermas del Hospital Español, al estar con los doce “niños” de la Cruz Blanca, que nos esperaban cada jornada con sus gestos agradecidos y entrañables, convirtiéndose para nosotros en unos apóstoles de ternura especial, llegando al desierto de nuestros corazones, en los que ha nacido una flor de esperanza y de realidad, centrada en la llamada para el servicio que Dios nos prepara a cada uno, a nuestra familia y a nuestra comunidad.
Hemos sentido que nuestra vocación es la libertad de amar al prójimo como a nosotros mismos y te damos gracias Señor. Ahmed, un chico de la Cruz Blanca, con un gesto constante, juntando los dedos índices, le pedía a Inma, a la que reconocía como madre, que le diera un beso en la cara a su hijo Eloy, a su hija Clara o a su hijo Miguel Ángel, también pedía un beso para él mismo y que le diera la mano. Nos señalaba a nosotros dos, como matrimonio, juntando sus dedos con una sonrisa, descubriéndonos como familia, tal vez buscando la experiencia de familia de la que él nunca haya podido disfrutar. Y ahí estaba Dios mismo, en nuestro mismo caminar.
En la pequeña revisión que realizamos la última tarde, destacamos el impacto y el asombro que genera ver tantas imágenes tan nuevas para nosotros. Salir de nuestra burbuja de Granada y vivir un baño de realidad. Ver para creer, abrir los ojos despertando a lo esencial que Dios nos presenta en cada momento. Nuestro sentir general es que todo ha ido muy bien, confiando, con naturalidad, sabiendo que todo lo hemos hecho con amor, según nos iba indicando el Espíritu en esta lección de vida. Cada oración y cada Eucaristía han sido vitales. Vernos en un país diferente es una vivencia intensa que nos ha enternecido a todos, a pesar de ser una realidad a veces dura. Percibimos con pena que los chicos de la Cruz Blanca no entendieran que nosotros nos veníamos y no sabíamos cómo darles las gracias después de todo lo que ellos nos habían enseñado. También nos ha interpelado la vida de los migrantes al otro lado del Estrecho, contemplar el final de unas vidas entregadas, al visitar el Hospital, recorrer las calles recibiendo tantos mensajes de vida y recibir el Evangelio al escuchar a “nuestros frailes”.
Por todo ello damos gracias a Dios, porque nos sentimos cerca los que antes estábamos lejos, porque Dios hace de los pueblos una sola cosa, derribando los muros, uniendo a las personas, abriendo sus puertas. En tantos siglos de historia, Dios sigue creando puentes. Ahora tal vez sintamos la necesidad de ir creando comunidades compartidas entre seglares y religiosos, pensando juntos cómo andar los caminos, estando atentos, levantado nuestra mirada a los montes porque desde allí nos llega el auxilio del Señor.
Es bueno darte gracias Señor porque no venimos de la soledad, sino de vivir juntos, de encontrarte en nuestra familia y en nuestra comunidad. Hemos hecho lo que hemos podido, sabiendo que las buenas acciones crecen como palmeras y en este tiempo te hemos ofrecido nuestro humilde respeto en todo lo que hacíamos y decíamos, dejándonos hacer, siendo martas y marías, cambiando nuestra manera de vivir la fe, disfrutando, diciendo Hamdulillah, gracias a Dios, …
El fraile guardián de la fraternidad de Tánger, en la última Eucaristía en la Catedral nos dijo, también en nombre de todos los frailes, que destacaban nuestra experiencia en familia y en comunidad y que teníamos las puertas abiertas para volver y también para abrir la misión a otros lugares del país, en los que existen otras casas franciscanas.
Damos gracias a Dios porque ha estado grande con nosotros y estamos alegres al vivir este humilde pasaje en nuestro caminar según el Evangelio, con fe, con esperanza y con amor, como nos ensañaron nuestros padres y como cada día lo esperamos de ti.
EVANGELIO: Jn 15,12-17
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado. No hay amor más grande que el que da la vida por los amigos. Vosotros son mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No sois vosotros los que me eligieron a mí, sino yo el que os elegí a vosotros, y os destiné para que vayáis y deis fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre, él os lo concederá. Lo que yo os mando es que os améis unos a otros.
SALIDA: “15. Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Ga 5,22-23).”
[Exhortación Apostólica. Gaudete Et Exsultate del Santo Padre Francisco. Sobre El Llamado A La Santidad En El Mundo Actual. 10 Marzo 2018]
Con Francisco terminamos diciendo: “Te adoramos…”