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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 07/03/2019

ORACION 7-3-2019

Escuela de oración:
Al caer la tarde nos reunimos con los hermanos para orar juntos al Padre. Aprovechemos la oportunidad que nos da la cuaresma para aparcar la prisa y la desmemoria cotidianas. Es momento de frenar, cambiar la mirada y preguntarnos por los verdaderos anhelos de nuestro corazón. Es momento de escuchar el silencio fértil. Como dice San Juan de la Cruz: “Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma”.
No es tiempo de tristeza ni mucho menos, pero sí de concentración para dejar a un lado los ruidos y la comodidad, y buscar el cuidado interior que nos centre en el Padre. Oremos para abrirnos a nuestras cruces, y poder caminar con ellas entendiendo su sentido de salvación. Oremos para abrir los ojos y los brazos al hermano que sufre, que es uno de los nuestros.

Con Francisco decimos: ‘Oh Alto y Glorioso Dios…‘

Isaías 58:6-12
6 Éste es el ayuno que yo deseo: romper las cadenas injustas, soltar las coyundas del yugo, dejar libres a los maltratados, y arrancar todo yugo;
7 Compartir tu pan con el hambriento, acoger en tu hogar a los sintecho; vestir a los que veas desnudos y no abandonar a tus semejantes.
8 Así surgirá tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Tus justas acciones te precederán, te seguirá la gloria de Yahvé.
9 Cuando llames, Yahvé te responderá, pedirás socorro y dirá: ‘Aquí estoy’. Si apartas de ti todo yugo, si no delatas y no acusas en falso,
10 si partes tu pan con el hambriento, si sacias el hambre del indigente, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como medio día.
11Te guiará Yahvé de continuo, saciará tu hambre en los sequedales, dará vigor a tu cuerpo y serás como huerto regado, como manantial de aguas cuyo cauce nunca falla.
12 Reconstruirás tus antiguas ruinas, cimientos hace tiempo abandonados; te llamarán reparador de brechas, repoblador de lugares arrasados.

Noticia: El silencioso trabajo de las misioneras en Haiti.
(eldiario.es 24/02/2019)
La silenciosa labor que realizan las Hermanas de la Caridad en favor de los ancianos y los niños en Haití, uno de los rincones más olvidados del planeta, tiene su recompensa: la gratitud del pueblo haitiano.
En la zona de La Plaine, a las afueras de Puerto Príncipe, cinco hermanas de la Caridad, tres españolas, una haitiana y una polaca, atienden un dispensario médico y un centro de día para ancianos, que supone la única ayuda para muchos de sus vecinos. En un barrio, como muchos otros en la capital haitiana, en el que la mayoría de las casas no tienen luz ni agua, en el que las calles no están asfaltadas y hay montañas de basura por todas partes, el desayuno y la comida que brindan las religiosas en el centro de día son la única alimentación que reciben algunos de los vecinos. Para ilustrar las miserables condiciones de vida en la que viven la mitad de los 10 millones de haitianos, cuya situación se ha agravado aún más en las últimas semanas debido a la tensión política y social por las violentas manifestaciones contra el Gobierno, las religiosas cuentan que una señora les contó que tenía tanta hambre que se llegó a comer todas las pastillas que le habían recetado para calmar el estómago.
En estas últimas semanas, "la gente no tenía qué comer porque no podía salir a vender lo poco que tenía", explica la madrileña Mónica de Juan, responsable de la misión "La Milagrosa", donde está ubicado el centro de día, al que acuden 50 ancianos, algunos de ellos con problemas psiquiátricos, y el dispensario médico, en el que trabajan 5 médicos, atendiendo diariamente a unas 300 personas. Aunque durante esos días estos centros no cerraron sus puertas, todo el mundo se quedó en sus casas debido al miedo a las barricadas, a los saqueos y a las violentas manifestaciones, que han causado al menos 9 muertos
A pesar de la grave situación, la hermana Natalia se lamenta de que "Haití no es noticia nunca", solo cuando hay graves catástrofes como la del terremoto de 2010, en la que murieron unas 300.000 personas, hay un "poco de tiempo mucho ruido pero después ya nada". Para la hermana Mónica, el problema de Haití es que llegan "ayudas en momentos puntuales" en lugar de dar otro tipo de asistencia que "ayude al país a salir adelante".
Sin perder la sonrisa, las hermanas recuerdan que fueron las primeras, antes de que llegaran las ONG, en ir a ayudar a los enfermos del brote de cólera, que se desencadenó en 2010 y que se ha cobrado más de 9.000 vidas debido al vertido de aguas fecales del contingente nepalí de la Minustah a un río de Mirabalais, en el centro del país, y explican que son felices haciendo lo que hacen. "Es una suerte poder estar aquí a pesar de todas las dificultades", dice la hermana Mónica, mientras que la hermana Natalia asegura "que no se cambia por nadie". "Solamente la gratitud de la gente. Ver que tu pequeña ayuda es tan útil, que eso ya merece la pena", concluye la hermana Mónica.

EVANGELIO: Lucas 11, 44
39 Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro estáis llenos de robo y de maldad. 40 Necios, el que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? 41 Dad más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo os será limpio.
42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos!, porque pagáis el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasáis por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debíais haber practicado sin descuidar lo otro. 43 ¡Ay de vosotros, fariseos!, porque amáis los primeros asientos en las sinagogas y los saludos respetuosos en las plazas. 44 ¡Ay de vosotros!, porque sois como sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo.

SALIDA:
(Papa Francisco)
Son fuertes las palabras del profeta Joel: rasgad el corazón y no los vestidos de una penitencia artificial sin garantías de futuro.
Rasgad el corazón y no los vestidos de un ayuno formal y de cumpli-miento que nos sigue manteniendo satisfechos.
Rasgad el corazón y no los vestidos de una oración superficial y egoísta que no llega a las entrañas de la propia vida para dejarla tocar por Dios.
Rasgad los corazones para decir con el salmista: “hemos pecado”. Rasgad los corazones para que por esa hendidura podamos mirarnos de verdad.
Rasgad los corazones, abrid los corazones porque sólo en un corazón rasgado y abierto puede entrar el amor misericordioso del Padre que nos ama y nos sana.

Terminamos diciendo ‘Te adoramos..