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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 28/02/2019

ORACION 28-F-2019
La oración es la expresión de nuestra confianza en un Dios con quien podemos hablar “como un amigo habla con su amigo”. “No es otra cosa oración sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”, decía Santa Teresa de Jesús.
Dios ha puesto en nuestro corazón el deseo de buscarle, es Él quien sale a nuestro encuentro, quien nos busca y nos espera. La iniciativa y la llamada son suyas y Él desea nuestra presencia infinitamente más que nosotros la suya. La cita para el encuentro parte de Él y, cuando acudimos a ella, sabemos que Alguien nos precede y nos está esperando. Nuestra parte en este encuentro es tomar la decisión de orar y crear el clima que precede a una relación interpersonal: por eso procuramos estar atentos a su presencia desde el fondo de nuestro corazón y dirigirnos a Él con nuestra súplica, alabanza o acción de gracias.
Y como no sabemos orar bien, Dios mismo nos da al Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús para que habite en nuestro corazón, nos ayuda a escuchar, a invocar a Dios como Padre y a responder a su deseo de que nos vayamos pareciendo cada vez más a su Hijo Jesús.

Con Francisco comenzamos diciendo: ¡OH ALTO Y GLORIOSO DIOS...

SALMO 1: LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

Francisco asume, al fin, los criterios de la OMS para acabar con la pederastia
(Jesús Bastante).-Era una de las peticiones históricas de las víctimas de abusos, y de Naciones Unidas, que en repetidas ocasiones había instado a la Iglesia a cumplir sus recomendaciones. Esta mañana, en un histórico discurso con el que ha concluido la cumbre antipederastia, el Papa Francisco ha asumido como norma de la Iglesia los criterios de la OMS y, en concreto, el paquete de medidas INSPIRE, con siete estrategias para erradicar la violencia contra los menores. Un mensaje que supone un antes y un después en la política de actuación de la Iglesia católica ante esta lacra, que Francisco ha comparado con los sacrificios humanos que se llevaban a cabo hace miles de años. Una "monstruosidad", la de los abusos a menores, que, tras esta cumbre, deberá ser afrontada de otra manera.
"Ha llegado la hora de colaborar juntos para erradicar dicha brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional y a nivel eclesial. Ha llegado la hora de encontrar el justo equilibrio entre todos los valores en juego y de dar directrices uniformes para la Iglesia". Esta es la clave.
Y es que asumir los criterios de la OMS significa, entre otras cosas, que la Iglesia debe echar el cierre al secreto pontificio. Supone, como también dijo el Papa en su histórico discurso, que "la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes".
Se ha dado un gran paso a lo largo de estos días. El mayor, el que ayer se vio en la Liturgia Penitencial, cuando toda la Iglesia se autoconfesó culpable de los abusos, el encubrimiento, el mirar hacia otro lado, el dejar a las víctimas al borde del camino. Se podrá acusar a la Iglesia católica de inacción, pero en justicia también hay que señalar que ha sido la única institución, a nivel mundial, capaz de admitir su fracaso. "Ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado", dijo Francisco. "Quiero decirlo con toda claridad: si en la Iglesia se descubre un solo caso de abuso, ese caso será afrontado con la mayor seriedad", lo cual incluye la total transparencia en los casos. Se acabó -o al menos eso debe suceder, si realmente el Vaticano asume los criterios de Naciones Unidas- la falta de información sobre los procesos y las investigaciones, y la Iglesia tendrá que ofrecer datos concretos sobre esta plaga en todo el mundo. La experiencia en EEUU, Irlanda, Australia o Chile demuestran que es posible hacerlo. Y necesario.
"Escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados", es otra de las claves. Acabar con la autodefensa y proteger, a todos los niveles, a las víctimas. También en lo económico. Aunque haya que vender terrenos o cerrar parroquias para pagar indemnizaciones o tratamientos. La Iglesia debe volver a ser un lugar en el que todos confíen. Y ahora, todavía, eso no sucede.
Siete puntos clave, los apuntados por la OMS, que incluyen proteger, investigar, purificar, formar, acompañar. Que suponen "reafirma la exigencia de la unidad de los obispos en la aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación". Esto es: que ningún obispo, en ningún lugar, pueda decir que él no sabía qué hacer. Habrá casos, muchos, lamentablemente, porque muchos son los prelados que siguen sin creer que esta lacra sea real, o que este Papa sea legítimo.
¿Qué pasará a partir de ahora? El tiempo, y las víctimas lo dirán. Pero sólo una cosa parece clara: si la Iglesia no es capaz de cumplir con esta hoja de ruta, pasará a ser una institución irrelevante a los ojos del mundo (al menos del occidental). Y, lo que es más graves: hará irrelevante el mensaje de Jesús de Nazaret, y se verá abocada a su autodestrucción.

EVANGELIO (Lc 2, 30-40):
Simeón tomó al niño en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

SALIDA:
Hoy en día, las tensiones y los trastornos de nuestra sociedad son tales que tenemos que tomar una decisión interior fuerte para no flaquear frente al desanimo y poder abrir caminos de esperanza. ¿Qué decisión?
Echar raíces más profundas en la Buena Noticia del Evangelio. La fe, la confianza en Dios, no puede ser una realidad marginal para nosotros. Se trata de poner siempre a Cristo en el centro de nuestra vida. Que bello proyecto para esta Semana Santa en el camino hacia la Pascua.
Para fortalecer nuestra confianza, atrevámonos a creer en la fuerza del Espíritu Santo. Apoyémonos en él, incluso si es invisible. Él está presente en nuestros corazones y en el mundo.

Con Francisco terminamos diciendo: "Te adoramos....