• imagen del slider

Datos

Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 21/02/2019

Escuela de oración:
Como cada jueves nos encontramos al caer la tarde, para buscar un rato de encuentro de oración con Dios y los hermanos. La vida de cada día es tiempo no sólo de trabajo podemos tejer multitud de historias de amor, dediquemos un tiempo para Dios. Si nos atrevemos a la aventura de dejarnos acompañar por él los vientos del Espíritu están siempre soplando, somos nosotros los que nos tenemos que dejar empujar.
Hoy traemos a la oración el testimonio del misionero salesiano que llevado por el Espíritu al corazón de África, allí entregó su vida por los preferidos de Dios.
Unidos a Francisco, fiel en el seguimiento de Jesucristo, comenzamos diciendo: Oh alto y glorioso Dios….

Salmo 115: 12-20
Acción de gracias
¿Cómo pagar al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de salvación
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de los que lo aman.
¡Ah, Señor, yo soy tu siervo,
tu siervo, hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias
e invocaré el nombre del Señor .
Cumpliré mis votos al Señor
en presencia de todo el pueblo,
en los atrios de la casa de Yahvé,
en medio de ti, Jerusalén.

NOTICIA: César, UN REFERENTE DE FE Y DE AMOR
El día que conocí a César vi en él un gran hombre, un misionero de los pies a la cabeza. Llevaba en África treinta y cinco años y estaba como el primer día, con la ilusión y con la pasión del amor primero. A sus setenta años aún tenía mucho por hacer, crear, inventar, trabajar para que los niños y jóvenes de África tuvieran una oportunidad de educación y de desarrollo. Los salesianos tienen en los distintos países del continente africano hogares para los niños de la calle, esos niños que abandonan las familias por no poder alimentarlos, o también los niños llamados “brujos”, o con otros conflictos sociales.
César soñaba con poder abrir en su Comunidad de Uagadugú, en Burkina Faso, un hogar para poder quitar a tantos niños de la calle y ofrecerles pan, formación y cariño. De César podrías decir que era un hombre enamorado de Dios y de la misión, no le pesaban los años, ni las dificultades que allí son tantas,… Tenía un espíritu libre, pobre y agradecido. Él decía que había recibido del Señor una serie de gracias encadenadas. La primera de todas la vocación salesiana; y respondía a tantos beneficios con su entrega.
No se sentía ningún superhéroe, sino que con un enorme humildad y sencillez nos contaba que eran los jóvenes de los distintos lugares donde había vivido, quienes le habían enseñado a ser lo que hoy era. Con estos datos podemos ver a un hombre abierto y positivo. Era un hombre feliz y eso es lo que transmitía. Por eso gustaba tanto estar con él. Su boca no pronunciaba ninguna queja ni excusa. César sólo se ocupaba de amar, siempre a todos, desde el amor que de Dios recibía.
En el año 1982 fundó la presencia salesiana en Togo. Durante diez años fue maestro de novicios y profesor de diferentes asignaturas en vida religiosa, teología, pastoral, formación humana y literatura clásica. Por eso tantos salesianos han sido alumnos suyos y religiosos y religiosas de otras congregaciones. Hasta al ex-embajador de la Unión Europea en Togo le había dado clases antes de partir a África. La noche del quince de febrero cuando me llegó la noticia de su muerte, víctima de un ataque yihadista perpetrado, yo le decía al Señor: “¡No, él no, así no!” El grano de trigo cayó en tierra, ofreció su vida hasta derramar la sangre y dará mucho fruto.
César ha combatido bien su combate y ha llegado a la meta. Los que aquí quedamos lloramos su muerte y lamentamos la pérdida de este gran referente de fe y de amor. Nuestra oración y apoyo a la Comunidad Salesiana.
¡Bienaventurado César, cuando os odien los hombres y os excluyan!,…¡Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo!

EVANGELIO: (Lucas 12, 33-34.)
Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Salida:
Si ponemos la palabra de Dios en nuestro corazón, nos abrimos a su amor, y nos dejamos hacer por él, venimos a la oración para ser instrumentos del Espíritu, lo que no entra dentro de nuestros planes, entra en los planes de Dios. Pongamos nuestra confianza en Dios, que siempre nos acompaña, y salgamos a la calle dispuestos a ser testigos de su Amor. Las dificultades y tropiezos no faltarán, pero tampoco nos faltará la fuerza y la luz para andar el camino.

-con Francisco acabamos cantando: Te adoramos Santísimo Jesús….