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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 05/10/2017

ENTRADA
En torno a la fiesta de San Francisco,seguimos orando al Dios de la vida delante del mismo Cristo que habló al pequeñuelo de Asís.
Francisco se pone en presencia del Padre. Se olvida de sí mismo. No está pendiente de su dolor, sufrimiento o preocupaciones personales.Se vuelve a Dios, se ocupa de Dios, le contempla como Padre de amor. Francisco conoce a Dios, sabe muy bien quien es. Lo ha encontrado en la oración. Para Francisco orar es mirar con el corazón. Siguiendo su ejemplo, comenzamos orando: ¡oh alto y glorioso Dios…

CANTO

SALMO 113
¡Aleluya!
Siervos del Señor, ¡alabad su nombre!
¡Bendito sea ahora y siempre
el nombre del Señor!
¡Alabado sea el nombre del Señor
desde oriente hasta occidente!
El Señor está por encima de las naciones;
¡su gloria está por encima del cielo!
Nadie es comparable al Señor nuestro Dios,
que reina allá en lo alto
y que, sin embargo, se inclina
para mirar el cielo y la tierra.
El Señor levanta del suelo al pobre
y saca del lugar más bajo al necesitado
para sentarlo entre gente importante,
entre la gente importante de su pueblo.

SILENCIO.CANTO

¡UN SANTO DE AYER PARA EL HOMBRE DE HOY! Por Severino Calderón
San Francisco de Asís, uno de los santos más populares para los cristianos y no cristianos. ¡Es un santo para todos! El Poverello ha ganado el cariño y la admiración de muchas generaciones viviendo el Evangelio y presentando la pobreza, con la fuerza de un testimonio radical, amoroso y personal. Su "fraternidad universal", se expresa en su amor por sus "hermanos" - hombres y mujeres, ricos y pobres, enfermos y sanos, fieles y pecadores, creyentes y no creyentes, todos los animales y la naturaleza - y nos revela un alma en la que Dios es indivisible, un alma alimentada por las verdades de la fe de la Iglesia y entregada por completo a Cristo. “El gusto por el Evangelio” que Francisco dio a conocer a los cristianos de su tiempo, sigue fascinando todavía y nos invita a vivirlo en su integridad. El ideal de amor vivido por Francisco con sencillez y plenitud, sigue ejerciendo igualmente en nuestro tiempo esa llamada y atractivo que sorprendieron a Asís. Desde ese lugar de paz y oración, san Francisco continúa irradiando en el mundo su mensaje, todavía rico de enseñanza para nuestra época actual. Su estilo de vida inspirado en el Evangelio, su compromiso en imitar a Cristo, su mensaje de hombre auténtico que supo lograr la paz con Dios, consigo mismo, con los demás, con toda la creación, tiene algo que decir a los hombres de hoy. La novedad central de san Francisco fue hacer descubrir a los cristianos de su tiempo y de épocas sucesivas el gusto por el Evangelio, vivido “sin glosa”, es decir, auténticamente, en plenitud y sinceridad, convencido de que solamente a quien se esfuerza en vivirlo en integridad, le revela la dicha perfecta, cuya fuente es la Buena Noticia de Jesús. Sin comportarse como maestro frente a nadie, Francisco se comprometió en el camino de la imitación de
Cristo pobre y crucificado. Muchos se unieron a él, deseosos de seguir este nuevo estilo de vida evangélica. Igualmente el amor de Dios, llevó a Francisco a oponerse a toda forma de odio y violencia, y a difundir por la palabra y el ejemplo el respeto a todos, el amor fraterno, la sinceridad y la paz. La sociedad de hoy, de manera más amplia que en la época de san Francisco, vive un conflicto agudo dentro de los pueblos particulares, en el campo social, económico, político y religioso. Y a escala internacional, está agredida por el fenómeno sangrante del terrorismo, de la guerra y la violación de los derechos humanos, los refugiados... Frente a este horizonte, san Francisco propone de nuevo a las personas particulares y a los pueblos la necesidad y urgencia de un diálogo auténtico desde la verdad, la libertad y el amor recíproco. Que esta gran lección de respeto mutuo, de fraternidad y amor entre todos los hombres, porque han sido creados a imagen de Dios, siga hablando al corazón de cada hombre y de cada mujer de nuestro tiempo. El amor de Francisco respecto a Dios, se convierte a su vez en amor a sus hermanos y hacia toda la creación. El amor por todas las criaturas es el reflejo del amor de Francisco por el Creador.

SILENCIO.CANTO

EVANGELIO Mt 11, 26-30
Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

CANTO

ORACIÓN COMPARTIDA

PADRENUESTRO

Hermanos,bendecid al Dios del cielo y proclamadlo ante todos,porque ha sido misericordioso con nosotros. Recordad a nuestro padre y hermano Francisco. Haced lo que él nos pidió : vivid con gozo el Santo Evangelio y la altísima pobreza. Así seremos amados del Señor. Invocadlo para que Dios nos haga partícipes con él de su santa gracia. Terminamos orando con Francisco por la paz:
¡Señor, haced de mí un instrumento de tu paz! Que allí donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, ponga perdón; donde haya discordia, ponga unión; donde haya error, ponga verdad; donde haya duda, ponga fe; donde haya desesperación, ponga esperanza; donde haya tinieblas, ponga vuestra luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no me empeñe tanto en ser consolado, como en consolar; en ser comprendido, como en comprender; en ser amado, como en amar.
Pues dando, se recibe; olvidando, se encuentra; perdonando, se es perdonado; muriendo, se resucita a la vida eterna. Amén