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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 02/02/2017

ORACIÓN 2 FEBRERO 2017
“JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA”
ESCUELA DE ORACIÓN: “Testigos de la esperanza y la alegría” es el lema de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada  que se celebra hoy 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor en el templo. Un día para mirar “a la vida consagrada y a cada uno de sus miembros como un don de Dios a la Iglesia y a la humanidad. Juntos damos gracias a Dios por las Órdenes e Institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de apostolado, por las Sociedades de vida apostólica, por los Institutos seculares, por el Orden de las vírgenes, por las Nuevas Formas de vida consagrada y por otros grupos de consagrados, como también por todos aquellos que, en el secreto de su corazón, se entregan a Dios con una especial consagración”. Hoy hacen falta personas consagradas que nos hablen de la alegría, pero de una alegría profunda y verdadera, que nace de la oración. No se puede estar alegre si no se vive en la profundidad de la oración. La esperanza y la alegría caminan juntas. La esperanza da a la alegría su autenticidad cristiana, y la alegría da a la esperanza su verdad.

Con las palabras de Francisco comenzamos diciendo: “Oh Alto y Glorioso Dios...”

SALMO 126 (125)
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión
Nos parecía que soñábamos:
Nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones.
Hasta los mismos paganos decían:
“¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!”
Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría
¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembren entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas.

NOTICIA
Mi servicio en la Cañada Real de Madrid me situó, desde el inicio, sobre el proyecto que Dios tenía para mí como instrumento para llegar más cerca de su pueblo amado, siendo mediadora con cada persona en el camino a recorrer en su propia liberación, testimoniando a Jesús con mis gestos concretos de acogida y cercanía, con creatividad en el anuncio del Evangelio.
Este hermoso viaje me lleva cada día a descubrir la Vida; es mi meta de felicidad, mi alegría de vivir y la fascinación por la vida de los demás. Cuando a mi alrededor esta vida carece de lo más esencial y significativo, siento con fuerza que Jesús me invita cada día a ir por estos caminos difíciles de abordar, para testimoniar que es el mismo Dios el que nos regala la vida con perspectivas esperanzadoras.
La alegría y la esperanza aparecen de nuevo en mí al ser contagiada por las 110 mujeres que a través de la intervención individualizada, alfabetización y gestión de cheque Pro-infancia transmiten la posibilidad de un futuro en el que el amor es posible y más real. La felicidad no es cuanto poseo, sino cuanto saboreo ejercitando la esperanza y el amor en este compromiso con los más pobres.
No es una teoría bonita o incluso atrayente; sencillamente, merece la pena. Persigo un único sueño: que los últimos de esta sociedad descubran el amor de Dios en sus vidas y lo experimenten. Un sueño que tiene rostros y nombres. Hoy mi vida tiene sentido porque junto a ellos, como Hija de la Caridad, se hace posible la presencia del Amor de Dios entre sus favoritos.

NUEVO TESTAMENTO: 1 Tesalonicenses 5, 12-22
Os rogamos, hermanos, que apreciéis el esfuerzo de los que trabajan entre vosotros cuidando de vosotros por el Señor y amonestándoos. Mostradles toda estima y amor por su trabajo. Os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los apocados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos. Mirad que nadie devuelva al otro mal por mal; esmeraos siempre en haceros el bien unos a otros y a todos. Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis las profecías. Examinadlo todo; quedaos con lo bueno. Guardaos de toda clase de mal.

SALIDA
Conocemos las dificultades que afronta la vida consagrada en sus diversas formas: la disminución de vocaciones y el envejecimiento, sobre todo en el mundo occidental, los problemas económicos como consecuencia de la grave crisis financiera mundial, los retos de la internacionalidad y la globalización, las insidias del relativismo, la marginación y la irrelevancia social... Precisamente en estas incertidumbres, que compartimos con muchos de nuestros contemporáneos, se levanta nuestra esperanza, fruto de la fe en el Señor de la historia, que sigue repitiendo: «No tengas miedo, que yo estoy contigo»
La esperanza de la que hablamos se basa en aquel en quien hemos puesto nuestra confianza y para quien «nada es imposible». Esta es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada seguir escribiendo una gran historia en el futuro, al que debemos seguir mirando, conscientes de que hacia él es donde nos conduce el Espíritu Santo para continuar haciendo cosas grandes con nosotros.

Con Francisco terminados diciendo: “ Te adoramos...”