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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 23/03/2017

ORACION 23/03/17

Ambientacion:
Nos reunimos de nuevo para orar al Padre en una semana cargada de celebraciones:
El Día Internacional de la Felicidad, teniendo como objetivo "el reconociendo de la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos", según apunta la ONU.
El Día Mundial del Síndrome de Down con el propósito recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades.
El día del agua para concienciarnos del uso responsable de la misma y de que las primeras víctimas de su escasez serán los pobres, las poblaciones marginadas y las mujeres.
El día mundial de la discriminación racial y contra la trata de seres humanos: aún hace falta concienciar que los derechos a la igualdad y a la no discriminación son piedras angulares de los derechos humanos. En particular, los refugiados y los migrantes son objeto de controles basados en perfiles raciales y de la incitación al odio.

Comenzamos diciendo: “Oh, Alto...”

Salmo 103:
"Como la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Él  para quienes le temen.
Él sabe de qué estamos plasmados, se acuerda de que somos polvo. El hombre: como la hierba son sus días, como la flor del campo, así florece;  pasa por él un soplo, y ya no existe, y nunca más se sabrá donde estuvo.
Pero el amor del Señor es desde siempre y hasta siempre para los que le temen, y su justicia para los hijos de sus hijos, para aquellos que guardan su alianza, y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
El Señor en los cielos asentó su trono, y su realeza todo lo domina.
Bendecid al Señor, ángeles suyos, héroes potentes, ejecutores de sus órdenes, en cuanto oís la voz de su palabra.
Bendecid al Señor, todas sus huestes, servidores suyos, ejecutores de su voluntad. Bendecid al Señor, todas sus obras, en todos los lugares de su dominio.
¡Bendice al Señor, alma mía!" 

Noticia:
En la vida de las personas y en la propia sociedad juega un gran papel el trabajo que está enraizado con todo lo que rodea la vida cotidiana. En la actualidad, el trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a ser un bien para la producción, provocando una inversión de los papeles establecidos. Anteriormente, el trabajo solía ser una herramienta para la vida del hombre, ahora es el hombre el que se ha transformado en una triste herramienta en manos de una economía capitalista y mercantil.
Hemos olvidado que la persona es el centro de todo y la medida de la dignidad del trabajo. No es ella la que tiene que adaptarse o subordinarse al trabajo, es el trabajo el que debe amoldarse al ser humano. La persona no puede convertirse en un puro instrumento de la incansable cadena productiva. Debe ser respetada teniendo en cuenta todas sus dimensiones, porque siendo el trabajo «la clave esencial» de toda cuestión social, condiciona el desarrollo no solo económico, sino también cultural y moral, de las personas, de la sociedad y de todo el género humano.
El Papa Francisco insiste constantemente en la importancia decisiva de la dignidad del trabajo y del trabajo digno para la realización de la dignidad humana, la lucha contra la pobreza y la configuración de una sociedad que, con el trabajo de las personas, cuide la vida de todos y la casa común, realizando así la vocación humana.
Toda la actividad creadora del ser humano, su vocación, como expresión del amor que lo constituye y que se concreta en la realización de la justicia, no tiene otra finalidad que la construcción de sí mismo y de su felicidad. A este hacerse a sí mismo le llamamos «proyecto de humanización» que, como creyentes, lo definimos como el proceso mediante el cual el ser humano se descubre como hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza, y se decide a vivir su vida con coherencia.
La Hermandad Obrera de Acción Católica, en su proyecto de humanización, se situa ante esta realidad del mundo obrero y del trabajo: acompañando la vida de las personas en sus ambientes, colaborando en un cambio de mentalidad, colaborando al cambio de las instituciones para que estén más al servicio de las personas y ayudando a construir y dar visibilidad a experiencias alternativas en la forma de ser y trabajar. Para humanizarnos nosotros tenemos que aprender primero a ser un poco más pobres para que los otros puedan por lo menos SER, sufrir con el otro, por los otros, pero ¿somos capaces de ello? Hoy en día el ser humano tiene precio pero no valor. «Te he elegido, no porque vales, sino porque te amo» (Dt. 4 y 7). Este es nuestro camino, el amor es la culminación de la justicia. La justicia da a cada uno lo suyo, pero el amor lleva a dar al otro de lo mío.
Si llevamos todo esto al mundo obrero y del trabajo y lo vivimos en nuestro quehacer diario estaremos realizando una buena labor. Como tarea estamos llamados a humanizar humanizando. Dice Pedro Casaldáliga «humanicémonos siempre más, humanicemos siempre, practicando la proximidad

Evangelio: Lucas 6,36-38.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzgueis, y no sereis juzgados; no condeneis, y no sereis condenados; perdonad, y sereis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que useis la usarán con vosotros.”

Oración compartida

Padrenuestro

Salida:
Necesitamos cambiar, Señor, danos sabiduría para revisar nuestra vida, nuestro caminar, nuestras opciones y decisiones.
Empapa nuestro corazón con humildad sincera.
Necesitamos dejar el hombre viejo: el egoísmo que atrapa, el pensar en uno mismo antes que en los demás, el buscar con más afán lo material que el Reino, la falta de confianza, el querer tener seguridades que no son tuyas… Danos un corazón nuevo, que aprenda a sentir con la compasión de Jesús... Danos unos ojos nuevos, que descubran en el presente las semillas del Reino... Danos una manos nuevas, que ayuden a construir estructuras de Justicia y de Paz...