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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 29/10/2015

Introducción: El "Espíritu de Asís"
El "Espíritu de Asís" es un impulso al encuentro y re-encuentro de paz en el que rezaron y ayunaron juntos ciento cincuenta representantes de las doce principales religiones del mundo. Lo inauguró el Papa Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986 en Asís, Italia. “He elegido Asís (dijo el papa Juan Pablo II) como lugar para nuestra jornada de oración por el significado especial del hombre santo que aquí se venera, san Francisco, conocido y venerado por tantos en el mundo, como símbolo de paz, reconciliación y fraternidad” Se trata de una propuesta para recorrer caminos de encuentro, de diálogo y amistad, primeramente con cristianos de diversas denominaciones y luego con todos los creyentes en Dios, de un soplo del Espíritu Santo para lograr armonía y paz en el mundo, nuestra casa común. 

Oración “Escucha mi voz”
ESCUCHA MI VOZ porque es la voz de las víctimas de todas las guerras y de la violencia entre los individuos y entre las naciones;
ESCUCHA MI VOZ porque es la voz de los niños que sufren y sufrirán cada vez que los pueblos pongan su confianza en las armas y en la guerra;
ESCUCHA MI VOZ cuando te pido que infundas en los corazones de todos los seres humanos la sabiduría de la paz, la fuerza de la justicia y la alegría de la amistad;
ESCUCHA MI VOZ porque hablo en nombre de las multitudes de cada país y de cada periodo de la historia que no quiere la guerra y están dispuestos a recorrer el camino de la paz;
ESCUCHA MI VOZ y danos la capacidad y la fuerza para poder responder al odio con amor, a la injusticia con una dedicación a la justicia, a la necesidad con nuestra propia implicación, a la guerra con la paz.
Oh DIOS, ESCUCHA MI VOZ y concede al mundo para siempre Tu paz.
(Juan Pablo II)

Evangelii Gaudium
El papa Francisco, en la exhortación apostólica  “EVANGELII GAUDIUM”, en el capítulo cuarto, nos habla de la dimensión social de la evangelización. Reflexionamos sobre cómo debe ser el diálogo para encontrarnos y llegar a la PAZ.
IV. El diálogo social como contribución a la paz
238. La evangelización también implica un camino de diálogo. Para la Iglesia, en este tiempo hay particularmente tres campos de diálogo en los cuales debe estar presente, para cumplir un servicio a favor del pleno desarrollo del ser humano y procurar el bien común: el diálogo con los Estados, con la sociedad –que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias– y con otros creyentes que no forman parte de la Iglesia católica. En todos los casos «la Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe», aporta su experiencia de dos mil años y conserva siempre en la memoria las vidas y sufrimientos de los seres humanos.
El diálogo ecuménico
244. El empeño ecuménico responde a la oración del Señor Jesús que pide «que todos sean uno» (Jn 17,21). La credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara «la plenitud de catolicidad que le es propia, en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el Bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión». Tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y peregrinamos juntos. Para eso hay que confiar el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rostro del único Dios. Confiarse al otro es algo artesanal, la paz es artesanal. Jesús nos dijo: «¡Felices los que trabajan por la paz!» (Mt 5,9). En este empeño, también entre nosotros, se cumple la antigua profecía: «De sus espadas forjarán arados» (Is 2,4). 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos (12, 1-3. 9-18)
            Por el cariño que Dios nos tiene os pido, hermanos, que no os dejéis embaucar por este mundo "consumista".
            Valorad a los demás tal y como ellos se merecen; y no os olvidéis que todos los hombres merecen lo mismo por haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios.
            Que vuestro amor no sea una farsa ni una mentira. Vivid la vida no de cualquier modo, sino con ilusión y coraje.
            Ayudad con vuestro ejemplo a que otros sean felices.
            Vivid siempre alegres y llenos de esperanza. Manteneos firmes en los momentos difíciles. Orad al Señor en todo momento, y poned a Dios en el centro de vuestra vida.
            Desvivíos por los pobres y los necesitados; no olvidéis que siempre que un hombre sufre es Dios quien sufre con él.
            Alegraos con los que se alegran y llorad con los que lloran. Sed todo para todos.
            Si algún hombre es enemigo vuestro perdonadle; porque esto es lo más maravilloso del Evangelio de Jesús.
            No devolváis a nadie mal por mal. En cuanto os sea posible -y esto depende en gran parte de vosotros-, vivid siempre en paz con todo el mundo

Peticiones y acción de gracias

Padre Nuestro

Oración de San Francisco por la paz
Señor, haced de mí un instrumento de tu paz:
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;donde haya ofensa, ponga
perdón;
donde haya discordia, ponga unión;
donde haya error, ponga verdad;
donde haya duda, ponga fe;
donde haya desesperación, ponga esperanza;
donde haya tinieblas, ponga vuestra luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro,
que no me empeñe tanto en ser consolado
como consolar;
en ser comprendido como comprender,
en ser amado como amar;
pues dando, se recibe;
olvidando, se encuentra;
perdonando, se es perdonado;
muriendo se resucita a la vida eterna.

Oración final: Trabajar por una cultura del encuentro
“La actitud de Dios con su pueblo está preñada de cariño paternal, por supuesto, pero también de amistad” –  dijo el Papa –. Y al recordar las palabras de Jesús a sus discípulos en la Última Cena: “Ya no los llamo siervos, sino amigos”, destacó la importancia de abrir el corazón para entrar en ese diálogo de amistad.
Hablando de la urgencia del encuentro, del diálogo y de la amistad entre las diversas confesiones religiosas, el Santo Padre reafirmó que frente a la “cultura de enemistad”, es necesario “trabajar por una cultura del encuentro, es decir, por la hermandad” y no juzgar, puesto que “juez es sólo Dios”.
“El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas
para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.”  (Juan Pablo II)