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Etiquetas: oración del jueves

Oración Comunitaria 22/06/2017

ORACIÓN COMUNITARIA 22 JUNIO 2017

ESCUELA DE ORACIÓN:
Señor, Tú nos dijiste: “La mies es mucha y los obreros pocos”. Nos invitaste a trabajar en tu campo, sin exigir cualificación. En tu campo cabemos todos. A principio de curso aceptamos esta invitación y ahora te presentamos la cosecha. Es tiempo de recoger y de nueva siembre. Nos entregaste unos talentos: “Trabajad con ellos y al final dadme cuenta”. Hoy te los presentamos sin haberlos enterrado por miedo.
Nos pediste: “Sed luz en la tierra”. Hemos intentado alumbrar, para que la oscuridad no bloqueara nuestro camino, siendo la oración nuestra guía.
Nos enseñaste que tu preferencia eran los más débiles, los más indefensos y el pasado 20 de Junio celebramos el día mundial del refugiado.
Nos dijiste: “No he venido a ser servido, si no a servir”. El trabajo servicial y animoso ha estado presente en nuestros encuentros personales y comunitarios.
Nos prometiste: “Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos”. Confiamos en tu Palabra, y vamos viendo como cada día se hace realidad. En tantos gestos, miradas, silencios, denuncia de injusticias, palabras de ánimo, acompañamientos, risas…
Nos legaste un mandamiento: “Amaos, no de cualquier manera, si no como yo os he amado”.
Te presentamos esta tarde nuestra vivencias en este final de curso. Ayúdanos a ver tus planes en nuestro día a día e ilumina nuestro descanso para ser también ahí instrumentos tuyos.

Con Francisco decimos “Oh alto y glorioso Dios…”

ECLESIASTÉS 3, 1-13
Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo:
tiempo de nacer, y tiempo de morir;
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar, y tiempo de curar;
tiempo de derribar, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír;
tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar;
tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras;
tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo;
tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido;
tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de rasgar, y tiempo de coser;
tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de odiar;
tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué saca el trabajador de aquello en que se afana? He visto la tarea que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en ella se ocupen. El ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones; sin embargo, el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.
Sé que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien en su vida; además, que todo hombre que coma y beba y vea lo bueno en todo su trabajo, eso es don de Dios.

NOTICIA
Entre 2014 y 2016 han perecido más de 10.000 amas de casa, estudiantes, policías, ingenieros, bomberos, comerciantes, migrantes que huían de la guerra o el hambre.
Una noche de 2006 Armel, príncipe de Bandounga (Camerún), trataba de ganarle la batalla al mar. Pretendía completar a nado los dos kilómetros que separan Marruecos de Ceuta con una mujer embarazada a cuestas, que no sabía nadar.
La lucha del príncipe por salvar a la mujer alertó a la Guardia Civil, que se acercó al lugar y les subió a su embarcación. «En lugar de llevarnos a lugar seguro y ayudar a la mujer a recuperarse, no devolvieron cerca de la costa de Marruecos y nos echaron de nuevo al mar». La mujer logró sobrevivir, el hijo que esperaba no.
En otra ocasión, le sorprendieron después de varios días vagando por el desierto del Sáhara, «echaron tierra en la poca agua que teníamos y nos dejaron allí».
Tras el desierto llegó el bosque en la frontera con Ceuta donde «vivía casi como un animal. Era durísimo. Comíamos de la basura y de lo que sacábamos mendigando». A pesar de las difíciles condiciones de vida, es allí donde Armel redescubrió el catolicismo, en el que había sido educado desde pequeño pero que había abandonado primero por el budismo y, desde 1999, por el islam: «Tuve una crisis de fe. Me sentía abandonado por Dios» y es en medio del bosque, a miles de kilómetros de su hogar, donde volvió «a sentir y a ver a un Dios cercano y presente»
Armel intentó cruzar a la orilla española en 2006. Fue entonces cuando tuvo lugar el suceso con la mujer embarazada. Un año después, en 2007, lo volvió a intentar, pero esta vez al que arrastró el mar fue a un amigo que tampoco sabía nadar. Armel se desmayó. «No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero me recuperé, vomité y recé tres avemarías». Extenuado, quiso volver a la playa marroquí, pero «cinco minutos más tarde la Guardia Civil llegó y nos recogió».
Los agentes pusieron rumbo a Ceuta donde esperaba un coche que los trasladó al Centro de Acogida Temporal de Inmigrantes. Allí pasó 5 meses. Después le trasladaron a Sevilla. «Yo no quería ir, pero si me mandaba el Señor sabía que encontraría la felicidad». Una vez allí, se presentó a un sacerdote al que le conté mi historia. Al escucharla me tendió la mano, me agarró con fuerza y me dio un abrazo. Cuántas veces recordaré ese abrazo. A partir de ahí sentí que empecé a recuperarme como persona».
En la parroquia trabajaba como voluntaria Teresa, a la que Armel conoció y con la que se casó en 2012. Actualmente, trabaja de montador aeronáutico y este sábado, 17 de junio, ha presentado la ONG Makwebo en Madrid cumpliendo así su promesa de trabajar para mejorar las condiciones de su tierra.

EVANGELIO (Jn. 15, 1-8)
Jesús tomó la palabra y dijo a sus discípulos:
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no produzca fruto, lo corta; y a todo el que produce fruto, lo poda para que produzca más fruto. Vosotros ya estáis podados a causa de la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede producir fruto por sí mismo, sino permanece en la vid, así tampoco vosotros, sino permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: el que permanece en mí y yo en él, éste produce fruto, porque separados de mí no podéis hacer nada.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os llegará. En esto ha sido glorificado mi Padre: en que produzcáis mucho fruto y seáis discípulos míos. Como me amó el Padre, también yo os he amado: permaneced en mi amor.

Peticiones y Padre Nuestro

SALIDA:
Bienaventurados los hombres inquietos,
que nunca se venden a una situación.
Bienaventurados los hombres sencillos,
ajenos al ruido de la ostentación.
Bienaventurados es quien vive contra corriente,
y sale al paso a la gente si está la gente en error.
Bienaventurados los hombres sinceros,
contiene su vida conciencia y verdad.
Bienaventurados los hombres cansados
de andar por los días sin un ideal.
Bienaventurados los hombres que pierden
dinero y honores por no claudicar.
Bienaventurados los hombres que viven
buscando el sentido de su libertad.
Bienaventurado es aquel que admite opiniones
y juzga las situaciones sin prejuicio y sin pasión.
Bienaventurados los hombres sin brillo
en torno a su vida no hay expectación
Bienaventurados los hombres que callan
y sólo en sus obras nos dan su opinión.
Gracias, Señor, por enseñarnos la práctica. Seguimos contamos
contigo y sabemos que Tú también cuentas con nosotros para la construcción de tu Reino.

Con Francisco terminamos diciendo: Te adoramos….